La vuelta de Ana Blanco a la vida social por su amistad con Jesús Álvarez: “Éramos un matrimonio televisivo”

Ana Blanco fue una de las rostros más representativos de la televisión pública española. La primera vez que apareció fue en el informativo de La 2, en 1988. En aquellos años, los telediarios (que era como se denominaban en los años ochenta) que mandaban eran estos. Y Ana y Jesús entraban todos los días en las casas de España. Y con ellos, Almudena Ariza, María Escario, Matías Prats y Jesús Álvarez. Y, precisamente, con este último ha sido con quien la periodista ha vuelto a la vida social. Y lo ha hecho por esa relación de colegueo, de amistad y de amor casi fraternal de tantos años.

Desde que dejó el medio público, se dedicó a vivir su vida, como me contaba Jesús Álvarez. El motivo de su presencia en el hotel Wellington era acompañar al periodista deportivo en la presentación de su libro “Cerca de las estrellas” (Contraluz). Vicente del Bosque, Lorenzo Milá y Fernando Paz también formaban parte de esa mesa presidencial. Cada uno contó anécdotas e historias que habían vivido y compartido tanto en la vida profesional como personal.

A todos les dio las gracias por su apoyo y destacó la presencia de Ana Blanco: “Ha sido una compañera estupenda y profesional. Muchas veces, ante noticias de última hora, tenía que improvisar con las imágenes que había y sin papeles ni nada. Éramos un matrimonio televisivo. Que esté hoy aquí es, para mí, una alegría”. Así se expresaba con mucho cariño.

Antes de la presentación, hablamos para esta entrevista que podéis leer a continuación. Se jubiló casi por decreto. Quiero decir que no tenía intención ni ganas de hacerlo, pero una norma del convenio de RTVE le obligó a marcharse, quisiera o no. Luego resultó que, al poco tiempo, se retiró esa cláusula, pero ya no había vuelta atrás. A partir de ese momento de retiro laboral, se dedicó a otras cosas, la mayoría relacionadas con su mundo deportivo.

Da charlas, mantiene colaboraciones, viaja, hace deporte y recupera sus experiencias en el libro “Cerca de las estrellas”. En la conversación salen temas fundamentales que han marcado su vida, como fue la muerte de su padre, el periodista Jesús Álvarez, cuando él era un niño; después, la de su madre, Beatriz Cervantes, locutora de profesión; y muchos años después, el secuestro de su suegro Emiliano Revilla por ETA.

PREGUNTA: ¿Cómo estás, te aburres como señor jubilado?

RESPUESTA: Pues, la verdad es que tengo poco tiempo para aburrirme. Estoy más activo que nunca.

P: “Cerca de las estrellas” es tu vida profesional y también personal.

R: Lo que he querido contar son mis vivencias laborales, que muchas veces están relacionadas con la parte más personal, como fue el secuestro de mi suegro por ETA.

P: 40 años de carrera dan para mucho. ¿Cuál es tu etapa preferida?

R: Te diré que he tenido el privilegio de vivir los mayores éxitos del deporte español. Sin duda, la que recuerdo con más cariño fue cuando la selección ganó la Copa del Mundo en 2010. Lo celebramos a lo grande en el avión de vuelta. Lo más divertido era que había compañeros que dormían a pesar del ruido.

P: Aparecer en televisión quema. ¿Notaste vacío cuando te fuiste?

R: Después de cuarenta y siete años de trabajo, cuando estás fuera sientes cierto vacío. Más por la rutina del trabajo que por la nostalgia. He sido un privilegiado por haber estado en sitios y momentos únicos. Me siento muy recompensado.

P: Es una profesión que vales lo que tu último reportaje. ¿Lo compartes?

R: En el medio de la imagen, sí. Puedes tener una trayectoria impecable, que, como metas la pata en algún momento, la gente se queda con eso.

P: Naciste en una familia de periodistas. Tu padre Jesús Álvarez y tu madre Beatriz Cervantes eran locutores y, en cambio, querías ser ingeniero.

R: Sí, hasta que la vida me salió al encuentro. Perdí a mi padre con doce años y a mi madre con 16. Decidí que tenía que ser productivo desde el minuto cero y dedicarme a trabajar y buscar una profesión que me permitiera ganar dinero para pagarme los estudios y, en general, la vida. Todo el bachillerato lo hice de Ciencias y la ingeniería estaba muy presente: telecomunicaciones y aeronáutica era mi enfoque.

P: La muerte de tu madre fue la que determinó tu carrera.

R: Seguramente. Me di cuenta de que estaba sola y tenía que espabilar y buscarme la vida. Mi madre fue la gran luchadora, mi referente. Se buscó dos trabajos para que nuestro nivel de vida no variara. Fue la mejor madre del mundo. Se quedó viuda muy joven con dos hijos. Menudo papelón. No la pude compensar ni devolverle todo lo que ella nos dio, que era lo que me habría gustado. Una pena.

P: Homenajeas en el libro a Matías Prats, compañero de tu padre. Al quedarte huérfano, te ofreció ir a vivir a su casa.

R: Más que un homenaje, es un recuerdo. Cuando murió mi madre, tuvo el detalle de decirme si quería ir a vivir con él. Lo que pasa es que yo tenía mi vida en mi barrio. Nos quedamos con mi tía, que vivía en el piso de abajo. Era locutora y profesional del doblaje. Tuve un mundo de mujeres en mi vida: mi madre, mi tía y mi hermana, que también trabajaba en la radio.

P: ¿Qué supone haber sobrevivido a 25 directores de RTVE?

R: Creo que eso demuestra que no lo habré hecho mal cuando me he mantenido con unos y con otros. He tenido muy buenos directores generales. Cuando me quitaron del telediario, yo entendí que era una reestructuración de los informativos. Y resulta que solo me quitaron a mí. Nunca me lo explicaron realmente.

P: El secuestro de tu suegro Emiliano Revilla también deterioró relaciones, como con Pilar Miró…

R: Era muy amiga de mis padres desde siempre. Durante su mandato y mientras duró el secuestro, nunca me llamó para interesarse cómo estaba la familia, cómo lo llevábamos. Nada.

P: Tienes tres hijos y uno de ellos ya ha participado en unos Juegos Olímpicos. ¿Viajaste para estar presente en París?

R: No, estaba de reserva como portero de hockey sobre hierba y era complicado que fuera a jugar.