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Cristina Álvarez y el relevo en El Corte Inglés: el lado personal de la nueva presidenta no ejecutiva
Discreta, amante del arte y muy unida a su hermana Marta, Cristina asume el cargo en un relevo pactado que consolida la continuidad familiar en la cúpula del grupo
Cristina Álvarez se convertirá el próximo 15 de enero en presidenta no ejecutiva de El Corte Inglés. Su hermana Marta ostentaba este cargo desde hace seis años y ahora ha tomado la decisión de pasarle el testigo, como ha anunciado públicamente. Una decisión consensuada que se enmarca en “un relevo dentro del marco ordenado, estable y de continuidad”. Como han confirmado a El Confidencial, “existe un pacto confidencial y personal para la alternancia familiar”.
La información que Vanitatis ha podido consultar confirma la buena sintonía entre Marta y Cristina, tanto en el terreno laboral como en el familiar. Se llevan un año de diferencia y toda la vida han estado juntas. Comparten aficiones como la pintura, la gastronomía y el campo. A las dos les gusta escaparse siempre que pueden con sus maridos, sus hijos y amigos. Marta es más visible en cuestiones sociales y Cristina apenas es conocida en ese aspecto. Quizá haya influido la familia política de Marta, con más presencia en los medios.
Marta está casada con Juan Claudio Abelló, hijo de Juan Abelló y Anna Gamazo, de ahí que tanto su boda como la de sus hermanos haya tenido una vertiente social destacada. A Cristina la definen quienes la conocen como una mujer muy dulce, cariñosa y tímida, con una importante afición y conocimiento del arte. Fue la impulsora dentro de la empresa de todos los asuntos relacionados con esta disciplina. “Tiene ojo para descubrir nuevos talentos y patrocinar exposiciones y artistas noveles. En ARCO, El Corte Inglés tiene una presencia destacada y eso es gracias a Cristina. Uno de sus artistas preferidos, con quien mantiene una relación de amistad, es Antonio López. Es una gran innovadora: por ejemplo, el año pasado cubrió la fachada del edificio de Serrano con una obra de Luis Gordillo”.
Es también una gran lectora, está al tanto de las últimas novedades editoriales y continúa leyendo en papel. Junto a su hermana forma parte del Patronato del Teatro Real y acude siempre que puede a los conciertos, aunque normalmente no lo hace el día del estreno. Prefiere pasar desapercibida.
Para las dos hermanas, la figura de Isidoro Álvarez ha sido fundamental. Su madre, María José Guil, se quedó viuda cuando las niñas eran muy pequeñas y las sacó adelante con el apoyo afectivo del empresario. Nunca quiso involucrarse en funciones de representación de la firma de la que se convertiría en su marido. Se casaron en 1992 y, tiempo después, el dueño de El Corte Inglés quiso convertirlas en sus hijas adoptivas.
Cristina y Marta crecieron en los valores y el esfuerzo que implicaba formar parte de la familia empresarial. Cuando murió su padre biológico, las niñas tenían tres y cuatro años y, por lo tanto, no conservan recuerdos de aquella primera infancia. Quienes han conocido la historia desde dentro cuentan que “Isidoro lo fue todo para María José y sus hijas. Y todo es todo. Su mujer le ofreció a su vez una estructura familiar muy bonita”. Se ocupó de su formación, de que supieran idiomas, de que viajaran, estudiaran fuera y fueran siempre conscientes de que todo lo que tenían era gracias al trabajo y al esfuerzo de mucha gente.
En este sentido, hay una anécdota que resume este aprendizaje desde pequeñas. Veraneaban en Marbella, pero los viajes por Europa se centraban en ciudades donde hubiera grandes almacenes —París, Milán, Londres o Nueva York—. La idea era conocer las novedades y tendencias para llevarlas después a España.
Marta estudió Económicas en el CEU y, en las campañas fuertes de Navidad y verano, trabajaba en cualquier sección como dependienta. Algunos de sus compañeros de otras áreas desconocían su relación familiar con el organigrama empresarial de El Corte Inglés: “No llamaba la atención y, si había que quedarse más horas, se quedaba”. Esa manera de actuar era herencia del padre adoptivo. Cuentan otra historia que dibuja la personalidad del fundador del imperio: “Cuando Isidoro iba al centro de la calle Goya, en Madrid, se bajaba en el semáforo y cruzaba la calle solo con un escolta. Entraba por la puerta como cualquier comprador y subía a la planta noble. A veces, en Navidad, lo hacía con las niñas pequeñas”.
La nueva presidenta no ejecutiva está casada con Iñigo Álvarez-Valdés, fundador de Astex, empresa líder en formación de idiomas y asesoramiento de estudios en el extranjero. Tienen dos hijos, Pelayo (28 años) y Cristina (26). Aseguran que la familia desea mantener el perfil más discreto posible.
Cristina Álvarez se convertirá el próximo 15 de enero en presidenta no ejecutiva de El Corte Inglés. Su hermana Marta ostentaba este cargo desde hace seis años y ahora ha tomado la decisión de pasarle el testigo, como ha anunciado públicamente. Una decisión consensuada que se enmarca en “un relevo dentro del marco ordenado, estable y de continuidad”. Como han confirmado a El Confidencial, “existe un pacto confidencial y personal para la alternancia familiar”.