Vuelve Sylvia Polakov: su foto inédita al rey Juan Carlos I y el posado jamás visto de Jesús Polanco y Mariluz Barreiros

Han pasado cuatro años desde que la fotógrafa y artista Sylvia Polakov se marchaba del mundo terrenal. Su esencia y su trabajo se mantienen a través del tiempo y ahora vuelven a ser actualidad. Muchos de los personajes que se pusieron detrás de su objetivo siguen utilizando sus retratos para promocionar sus trabajos o simplemente como recuerdo. Sylvia, o La Polakov, como se la llamaba cuando se referían a ella los colegas, volverá a estar presente en la exposición de fotografías que se inaugura el 4 de diciembre en la galería Nikon House Madrid. Este espacio, en la calle Reina Mercedes 7, se ha convertido desde sus inicios en un lugar de cultura y arte relacionado con la imagen en todas sus variantes.

Bernardo Paz, uno de los fotógrafos de toda la vida, es el comisario de esta muestra tan especial y nostálgica. “Silvia era única. Compartimos noches, mañanas, tardes y lo que se terciara. Estaba siempre donde había eventos, ya fuera para trabajar o como personaje. Era una mujer muy especial. Tuvimos una relación muy bonita”. El fotógrafo recuerda perfectamente la primera vez que se vieron. “Nunca tuve ningún problema con ella. Esta exposición, aparte de ser única, es una especie de homenaje a una colega que se fue demasiado pronto”.

Consiguió fotografiar a todos los personajes del mundo político, social, cultural y empresarial y, por supuesto, figuras internacionales. Uno de sus retratos más mediáticos fue el de las hermanas Alicia y Esther Koplowitz. Sus rostros no eran públicos y, cuando surgió el escándalo de las infidelidades de sus respectivos maridos, Alberto Cortina y Alberto Alcocer, quisieron que se las conociera físicamente ante la belleza de Marta Chávarri. No eran las señoras antiguas y mayores, sino dos mujeres espectaculares que Sylvia Polakov retrató ofreciendo naturalidad y elegancia. Otra de las mujeres importantes de la exposición es la reina Sofía. Una vez que las vio, le comentaría: “Nunca me han sacado tan guapa”.

Hay varias imágenes del matrimonio real. Unas con don Juan Carlos en el estudio de Víctor Ochoa. El escultor preparaba un busto del hoy rey emérito. En esa sesión, Sylvia consiguió que doña Sofía se relajara, como recuerda Berti Espinosa. “La foto de la Reina fue uno de sus grandes hitos. Estaba muy nerviosa y no sabía dónde poner las manos. Hasta que Sylvia le dijo: señora, esté se quieta. Y fue entonces cuando empezó a relajarse y salió esa foto con esa pose relajada de doña Sofía”.

Es una exposición para recordar, para disfrutar y recordar momentos y personajes que hicieron época. Desnudó a Carmen Cervera y a la espectacular Amparo Muñoz, a la que supo sacar la tristeza de sus ojos. Fue una de sus fotos preferidas, igual que las de Ángela Molina y Naty Abascal, que se verán en la muestra de la sala Nikon.

Berti Espinosa, uno de sus grandes amigos, nos cuenta esa relación tan profunda. “Nos conocimos en febrero de 2009, en los jardines de Cecilio Rodríguez, en una fiesta que dio Quique Polanco para inaugurar su primera feria de arte JustMad. Ella estaba hablando acaloradamente con Miguel Más sobre el Holocausto. Me fascinó su estilo y estatura, ese acento medio inglés mezclado con tacos españoles; enseguida tuve feeling y empezamos a vernos”. Tuvieron una relación muy cercana a pesar de la diferencia de edad. “Nos veíamos casi todas las semanas, me mostraba su archivo, me contaba anécdotas y luego salíamos a divertirnos por Madrid o por la ciudad donde estuviéramos”.

Espinosa la recuerda como una mujer muy generosa y cariñosa. “Me llamaba para proponerme planes. No le gustaba aburrirse. Como fotógrafa, tenía una gran cultura de la iluminación y de la pose del cuerpo. Aunque fueses feo, ella te sacaba guapo y todo ese background cultural lo volcaba en sus fotos”. La artista tenía también su cara B, como me explica su amigo. “Hay gente que decía que era muy especial e incluso con algo de arrogancia. Es cierto. Muy cierto. A menudo viví situaciones dantescas que a mí me hacían gracia y me divertían. Sus discusiones ante las injusticias o ante las descortesías. Era un carácter tremendamente difícil y complicado”.

Ese carácter de artista lo compartió durante años su secretaria, confidente, gestora y mano derecha, Pilar Guerra, durante treinta años. Se conocieron en la época de la Gauche Divine de Barcelona, en una cena organizada por Ricardo Bofill. “¿Qué puedo decir de Sylvia? Que solo se concentraba cuando trabajaba. Era difícil para quien no la conocía superficialmente, pero solo puedo decir que se volcaba con los amigos. Esta exposición es el mejor homenaje que se le pueda hacer”.

Bibiana Fernández también fue una de las estrellas fotografiadas por La Polakov, que acudirá a la exposición Nikon House. “Trabajé con ella. Una de las primeras veces que trabajé con ella fue cuando llegué a Madrid. Tuvo un contencioso con las casas de discos porque ella no quería ceder sus derechos. Era una mujer especial, extraordinaria y con mucho carácter. Es mi resumen de Sylvia”.