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Olivia de Borbón, a la espera de su título de duquesa con la oposición de su hermano pequeño
Francisco de Borbón y Escasany falleció a los 81 años, dejando el ducado en disputa. Su hija mayor, Olivia, reclama el título, mientras el hermano menor paraliza el proceso
Francisco de Borbón y Escasany falleció el 20 de mayo de 2025 a los 81 años. Estuvo casado con la aristócrata alemana Beatriz von Hardenberg, con la que tuvo tres hijos: Olivia; Cristina, que murió en 2020; y Francisco, el pequeño. El 1 de julio de 2025 aparecía en el BOE la solicitud por parte de la hija mayor del título con Grandeza de España que le correspondía. Desde ese momento se establecieron treinta días de plazo a partir de la publicación del edicto.
“A los efectos del artículo 6º del Real Decreto de 27 de mayo de 1912, en su redacción dada por Real Decreto 222/1988, de 11 de marzo, para que puedan solicitar lo conveniente los que se consideren con derecho al referido título”. Se confirmaba que no sería el hijo varón quien heredaría el título. En este sentido, las amistades más personales del duque confirmaban que: “Si Paco hubiera querido ese cambio, lo habría dejado por escrito en sus últimas voluntades. Era un hombre muy metódico y responsable”.
Han pasado seis meses y la herencia del ducado sigue sin resolverse. Lo que nadie imaginaba era que el hermano pequeño decidiera paralizar ese procedimiento que, por ley, le corresponde a la primogénita.
Para solventar las dudas sobre cuáles son las razones que ha presentado el hijo menor, tanto Olivia como su marido Julián Porras-Figueroa han declinado hacer ningún comentario más allá de confirmar que hay unos protocolos que están en marcha.
Para avalar esta información, el abogado Pablo Mena, especialista en temas de herencia y conflictos sucesorios, aclara que “es cuestión de tiempo”. Y razona esta afirmación con la ley en la mano: “Desde el punto de vista estrictamente jurídico, la oposición formulada por el hermano no tiene viabilidad legal alguna si no se apoya en un título jurídico válido".
En España, la sucesión en los títulos nobiliarios se rige por la Ley 33/2006, de 30 de octubre, que consagró definitivamente el principio de igualdad entre hombres y mujeres y el criterio de primogenitura, con independencia del sexo. Esto implica que la hija mayor ostenta un derecho preferente y directo al título, siempre que cumpla los requisitos formales y no exista causa legal de exclusión.
La voluntad verbal del causante, aunque sea alegada por un heredero, carece de relevancia jurídica en esta materia. Así lo ha reiterado de forma constante el Tribunal Supremo, que ha establecido que los títulos nobiliarios no forman parte de la herencia civil, sino que se transmiten conforme a normas de Derecho público honorífico, siendo irrelevantes las manifestaciones privadas del titular si no se plasman en un acto jurídico válido.
Pablo Mena continúa con la explicación, aludiendo a que “la sucesión en títulos nobiliarios no puede quedar condicionada a meras declaraciones de voluntad no formalizadas, ni a preferencias personales del causante. Solo pueden prosperar oposiciones basadas en mejor derecho conforme a la ley, no en deseos familiares o conflictos personales. Por tanto, una oposición sustentada únicamente en que ‘el padre quería que el hijo ostentara el título’, sin documento alguno, sin cesión formal, sin rehabilitación previa ni acto administrativo válido, está abocada al archivo o desestimación”.
Concluye el experto: “Desde un punto de vista jurídico, la primogénita tiene el mejor derecho, y la oposición del hermano, en los términos descritos, no debería prosperar en ningún caso, más allá de provocar una dilación administrativa sin recorrido real”.
Historia de un matrimonio
Cuando los duques se divorciaron, no hubo malos rollos entre ellos. Los hijos se quedaron a vivir con su madre en el chalet familiar en el barrio de El Viso. El duque de Sevilla tenía la puerta abierta cada vez que quería ver a los niños. En aquellos años, el primo del rey emérito viajaba mucho y, por lo tanto, la dedicación era menor, aunque siempre estuvieron atendidos económicamente.
Debido a su vida profesional, concretamente al ser nombrado director de un banco español en los Estados Unidos, su vida cambió de continente. Tiempo después se instaló en España, mientras su exmujer y sus hijos permanecieron en Miami.
El duque quiso que Olivia, la primogénita, se educara en España, y la madre le pareció bien y estuvo de acuerdo. Y así fue como la futura duquesa de Sevilla mantuvo desde siempre una relación paterno-filial muy fuerte.
La familia sufrió la gran tragedia que fue, en febrero de 2020, la muerte de Cristina, una mujer demasiado sensible para el mundo en el que vivía. Un mes después, la duquesa de las Ranas, que era como se conocía a Beatriz por su querencia a estos animales, también falleció.
Para Olivia fue un golpe tremendo. Tenía el apoyo de su marido, Julián Porras-Figueroa, y, a su vez, lo fue de su padre, que siempre tuvo claro que quería que fuera su hija la heredera del título. La última vez que compartió esta idea fue precisamente en el 50 cumpleaños de la primogénita, una fiesta organizada por el marido en el club Puerta de Hierro. Esa noche fue depositaria de ese deseo, afirmando que “será una buena duquesa”, y, ya con sentido del humor, añadió: “Pero espero que sea más tarde que pronto”.
Francisco de Borbón y Escasany falleció el 20 de mayo de 2025 a los 81 años. Estuvo casado con la aristócrata alemana Beatriz von Hardenberg, con la que tuvo tres hijos: Olivia; Cristina, que murió en 2020; y Francisco, el pequeño. El 1 de julio de 2025 aparecía en el BOE la solicitud por parte de la hija mayor del título con Grandeza de España que le correspondía. Desde ese momento se establecieron treinta días de plazo a partir de la publicación del edicto.