Francis Montesinos: "El vestido de Pertegaz era una obra de arte"

Manuel Pertegaz fue el elegido para confeccionar el traje de novia de la princesa Letizia; una tarea nada fácil que iba a copar al día siguiente las portadas de los periódicos de medio mundo.

Fiel a su estilo, la princesa lució un traje clásico que sorprendió poco a los expertos. “Pertegaz es un diseñador mayor, se esperaba algo clásico, nadie pensó en un corte juvenil”, explica el diseñador Francis Montesinos en conversaciones con Vanitatis, para quien el vestido de novia de la princesa fue “una obra de arte”.

De color blanco roto, el modisto aragonés creó un diseño de corte continuado desde los hombros al suelo, con escote en pico, cuello corola y cola de 4,5 metros, todo ello decorado con flores de lis, espigas de trigo, tréboles y  madroños, bordados con hilo de oro y plata.

Si un elemento destacó por encima del resto en el vestido de la princesa fue el manto nupcial de tul de seda natural de tres metros de largo por dos de ancho, en el que se reconocían también la flor de lis y la espiga. “Me gustó mucho este toque. Fue un guiño a la tradición española”, explica Francis Montesinos.

Pero si algo no terminó de convencer a los allí presentes fue el grosor de la tela. Muchos expertos comentaron en los medios que el vestido que lució en el altar Letizia era demasiado pesado para ella. Debía haber optado por una tela más vaporosa que le diera más libertad a la hora de moverse. De igual modo, hubo gente que comentó que la elección del cuello tampoco fue acertada ya que, al ser alto, la hacía aún más baja.

Los complementos, detalles con significado

Los pendientes que lució Letizia el día de su boda eran unos aros de platino y diamantes regalo de los Reyes; mientras que la diadema que decoró su cabeza era la misma que lució doña Sofía el día de su boda en Atenas con don Juan Carlos. 

En cuanto al ramo de novia, la Princesa de Asturias eligió uno muy especial en forma de cascada en el que cada una de las flore tenía su razón de ser: lirios, como emblema de los Borbones, rosas, como la flor de mayo, azahar, en homenaje a la Condesa de Barcelona, flor de manzano, en homenaje al Principado de Asturias y a Nuestra Señora de Atocha y espigas de trigo, símbolo de fecundidad, esperanza y alegría, que casualmente también están ligados a Nuestra Señora de la Almudena, San Isidro Labrador y la Diosa Cibeles.