Nostalgia de Monzó

El programa de TV3 (‘Bestiari il-lustrat’) que ha fusilado al Rey hace recordar el monólogo de Quim Monzó en ‘Persones humanes’ (1994) sobre la realeza . Y también la puesta en ridículo de la Infanta Elena, que era un personaje recurrente y que fue lo que provocó el escándalo. Por supuesto, es peor disparar al Rey que elaborar y recitar un monólogo en el que se ironice sobre el trabajo de la realeza. “Dicen que no hacen nada, pero mira: hípica, esquí, obras de beneficencia, inauguraciones… Y si no bastara con esas pesadas tareas, cuando llega la Navidad tienen que hacer un discurso”, decía Monzó entre otras perlas.

 

El escritor acabó siendo despedido de TV3 y Pujol tuvo que disculparse ante el Rey. Inmediatamente, David Trueba lo invitó a ‘El peor programa de la semana’, que dirigía en TVE (y Wyoming presentaba). Victoria Lafora, jefa de programación en la época, le dijo que o retiraban al invitado (porque no se sabía qué iba a decir) o se retiraba el programa. Y se retiró el programa. La semana siguiente se suprimió. Años más tarde, Victoria Lafora ha reflexionado sobre el límite de la provocación en una televisión pública. Pero hoy el límite de la provocación en una televisión pública es ilimitado. Sin necesidad de acabar en intolerables fusilamientos, los límites de la provocación, de la ironía y de la burla son ahora más anchos. Solo hay que echar un vistazo a ‘Polònia’ y recordar aquel sketch llamado ‘Sexo en la Zarzuela’ donde la Infanta Elena tomaba café de una taza con la cuchara puesta y se la clavaba en un ojo al beber. La única a la que retrataban como lista era a la princesa Letizia. Eso ahora se tolera. Los tiros son otro cantar.