Audiencia abierta

Nada más empezar ‘Audiencia abierta’, el nuevo programa de La 1 dedicado a la Casa Real, las palabras que más retumbaban en la boca de Ángeles Bravo, la presentadora, eran “vocación divulgativa”, “servicio público”, “mandato parlamentario”,  informar, huir del sensacionalismo y la frivolidad (pero que sea un producto ameno y atractivo, toma ya). También se habló de formato austero y sencillo, de objetividad, de rigor.  Pese a la austeridad, hay que reconocer que pusieron las suficientes caras de periodistas de TVE como para que pareciera que pasaban muchas cosas. A Luis Lianes, el habitual de la información real, se añadían Alejandro Riego, Marisa Aeropagita (sí, ese apellido existe) o María Doval. Más la voz de Ana Rosa Jaragua. 

 

Como se trataba de mostrar las actividades del Rey y el Príncipe, como jefe del Estado y su heredero, el resto de la familia salía de pasada (reconocer que lo mejor de todo el programa fue una antigua entrevista del Rey, de una época en la que incluso se le habrían podido leer los labios). La princesa Letizia salía solo de perfecta acompañante. Uno de los reportajes fue el de la apertura del curso de Formación Profesional en Valladolid, con discurso incluido. Y el final se aprovechó para colar una imagen de las infantas Leonor y Sofía. “El curso está en marcha, un curso en el que hemos visto a las infantas volver al colegio”. Porque, claro, esto es muy serio. Para las tonterías ya estamos los demás.

 

Además de esa parte histórica (de la que formaba parte la entrevista), que resultó lo más atractivo de la media hora de programa, hubo una apertura de puertas de la Zarzuela con una steadycam. Solo se vio lo más oficial, pero dicen que no han hecho más que empezar, que enseñarán el palacio. A lo mejor hacen como con Graceland y dejan ver parte de la casa guardándose solo lo más íntimo. A ver. En fin, el programa se deja ver. Pero también ‘Pueblo de Dios’.