Seis novias para seis príncipes

A cuatro días de celebrar el décimo aniversario de boda del príncipe Felipe y Letizia, hacemos un repaso de los vestidos de novia que han lucido sus homólogas europeas en su gran día.

Mette-Marit de Noruega se inspiró en el vestido que la bisabuela de su esposo Haakon, la reina Maud, lució en su boda con el rey Haakon VII. El modelo, de manga larga ajustada y escote redondo era una creación el diseñador noruego Ove Harder Finset. Estaba realizado con crépe de seda color marfil y tenía una cola de más de dos metros. El velo, liso y de seis metros, iba sujeto al recogido de la novia, un moño bajo con la raya al lado. La princesa noruega eligió la tiara Daisy, un regalo de sus suegros, los reyes Haakon y Sonia, que data de 1910 y que lleva engarzados numerosos diamantes que se agrupan en veintitrés margaritas. Asimismo, Mette-Marit lució una gargantilla y una pulsera de diamantes también regalo de los reyes. Su ramo, uno de los más originales de todas las novias reales, representaba una larga guirnalda que incluía rosas y hortensias.

La entonces princesa Máxima se decidió por un vestido de Valentino confeccionado en micado blanco anacarado, de manga larga, ligero escote redondeado y aplicaciones de encaje en ambos lados de la impresionante falda que contaba con cinco metros de cola. El velo, de tul de seda, llevaba detalles florales bordados a mano e iba sujeto al recogido de la novia. La tiara escogida por Máxima, fue una versión de la tiara de margaritas en la que se cambiaron los broches de flores por estrellas de diamantes que habían pertenecido a la reina Emma. Sus otras únicas joyas fueron unos pendientes largos de hilo de brillantes de los que colgaba un diamante en forma de lágrima y una pulsera de diamantes engarzados. En su ramo de flores combinó las rosas, gardenias, lirios blancos y los tulipanes típicos de los Países Bajos.

La australiana Mary se decantó por un traje del danés Uffe Frank, discípulo de Armani, confeccionado en satén color perla, con mangas tres cuartos de estilo medieval así como escote barco que dejaba sus hombros al descubierto y falda de amplio vuelo con pliegues de satén blanco. El velo, elaborado por monjas irlandesas, es una pieza de enorme valor en la familia real y lo han luido también la difunta reina Ingrid, la actual soberana, sus hermanas Benedicta y Ana María e incluso la princesa Alexia de Grecia.

Las joyas escogidas por la novia fueron una tiara de diamantes montada sobre base de platino, que puede enriquecerse con perlas, regalo de la reina Margarita y el príncipe consorte Henrik, y unos pendientes de brillantes y perlas de los Mares del Sur -un guiño a su país de origen- de Marianne Dulong. Además, llevaba un bouqué en cascada blanca en la que se incluyeron flores danesas -rosas, jazmines y redodendros- y goma de nieve de Tasmania.

Kate Middleton eligió una creación de Sarah Burton para Alexander McQueen de color marfil y gazar de satén, con corpiño entallado y escote corazón sobre el que se disponía tela de encaje inglés, de chantilly y Cluny. La espalda se cerraban con 58 botones con presillas forrados en organza. El velo, de capas de tul de seda con ribete de flores bordados a mano, fue realizado por la misma diseñadora. La duquesa de Cambridge coronó su cabeza con la tiara Halo o Scroll de la reina de Inglaterra realizada en 1936 por Cartier y que lleva 739 diamantes de talla brillante y 149 de talla baguette. Tanto los pendientes como la pulsera que lució, fueron un regalo de sus padres. El ramo llevaba lirios del valle, jacintos, hiedra y muguete.

Charlene, la novia triste, vistió un diseño de Armani en blanco roto y escote barco, estaba confeccionado en seda "duquesa" y contaba con numerosas aplicaciones como flores de piedras doradas bordadas a mano, cristales de Swarovski, madreperlas y lágrimas de nácar. La princesa llevaba en el pelo un broche floral del siglo XIX que la princesa Carolina heredó de su abuela. El ramo elegido llevaba orquídeas, fresias, y lirios del valle.

Sthépanie de Luxemburgo maravilló a todos con su vestido de Elie Saab de encaje de color marfil bordado con hilo plateado, manga tres cuartos y velo de tul de seda con hilo de oro. La tiara, una joya de su familia, está compuesta por 270 brillantes insertados en platino. El ramo tan solo llevaba orquídeas blancas.