La reina Letizia y los cuatro rubíes que han acaparado los flashes en los Princesa de Asturias

Y llegó el momento más esperado del año, la cita clave en la agenda de la familia real española. En esta ocasión, además, mucho más especial, ya que Leonor ha debutado en los Premios Princesa de Asturias, y lo ha hecho además rodeada por sus padres, su hermana, la reina Sofía, sus abuelos maternos y su tía Telma Ortiz. Quizás por eso, porque era el primer año de la heredera, la reina Letizia se ha decantado por un perfil bajo a la hora de elegir su vestido.

En esta ocasión, y por primera vez en la historia de sus looks en la alfombra roja, las joyas han tenido más importancia que el atuendo. Y es que hay poco que pueda hacer la competencia a esos pendientazos que la Reina ha estrenado, unas piezas ovaladas con cuatro impresionantes rubíes, dos en cada oreja, rodeados cada uno por dos hileras de diamantes pavé. Una alhaja que no le habíamos visto con anterioridad y cuya procedencia es un misterio.

En cuanto al vestido, la Reina se ha decantado por un diseño realizado en georgette borgoña burdeos con escote en V, manga corta y largo midi con pocas florituras, simplemente un fajín con pedrería del que cae una falda plisada. Lo firma Felipe Varela, como ya es tradición. Desde que doña Letizia debutó en los premios en 2014 siempre ha confiado en la aguja del modisto madrileño para su gran cita en la alfombra azul.

La Reina lo ha combinado con sus salones destalonados de ante burdeos de Lodi, unos zapatos que tiene desde hace años y de los que nunca se cansa. Además, hay que reconocer que quedaban ideales con el vestido. También la hemos visto luciendo una cartera de mano joya en plateado, una pieza también de Felipe Varela que tiene en su armario desde hace años, concretamente desde 2010, cuando lo estrenó en la boda de Nicolás de Grecia.

Pero los pendientes de rubíes no son la única joya elegida por la Reina. Doña Letizia no se ha separado de su anillo de plata contrachapada bañada en oro de Karen Hallam, una pieza que no se quita ni en los grandes actos. Se nota que le tiene un especial cariño, aunque no sabemos el motivo.