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Letizia Ortiz y Briatore van juntos de compras
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Eduardo Verbo

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Eduardo Verbo

Letizia Ortiz y Briatore van juntos de compras

Letizia y el echarpe del bazar de El PardoEl protocolo que hay que acatar a la hora de vestir en el día de la Hispanidad llega

Letizia y el echarpe del bazar de El Pardo

El protocolo que hay que acatar a la hora de vestir en el día de la Hispanidad llega a ser tan estricto y riguroso para las autoridades, como el dress code de una fiesta de pijamas en casa de Naty Abascal, con la chupipandi de las caris en home dolby surround. Por eso, resulta reseñable que la princesa Letizia tuviera el valor de romper con la norma de llevar traje corto el pasado doce de octubre y se atreviera a desafiar a sus propias cuñadas con un pantalón y una blusa. En el fondo, sigue siendo toda una revolucionaria, sin el gorro frigio de la musa de Delacroix, pero una mujer de rompe y rasga al fin y al cabo. Así se las gastó la ministra de Defensa el año pasado y por poco la mandan al exilio, cual Alberti o Azaña, salvando las distancias, claro. En cambio, este año, la ex periodista estrella ha llamado a filas al Gabinete de Ministras para aprobar la moción de llevar unos jeans de la Beckham si les viniera en gana. Y ha dado resultados: Chacón, que se ha vuelto a ganar un ninot en las fallas de la Barberá, y la vicepresidenta Fernández de la Vega se solidarizaron con la mujer del príncipe Felipe y se dejaron el vestidito colgado en la percha (lo mismo debería haber hecho Isabel Pantoja para que los periodistas no le rasgaran las vestiduras en su visita al juez). Lo que no se le puede perdonar a la princesa es el echarpe con el que acompañó su conjuntito. Ni el mismo Julio Romero de Torres hubiese sucumbido a sus encantos con esa pashmina del bazar de El Pardo que colocada de tal manera más bien parecía que la Castellana fuese el Círculo Polar Ártico, y ella una inuit de Valdebernardo. Sin duda alguna, Letizia necesita más que nunca a Fiona, Fiona Ferrer, o Paco Rabanne vuelve a proclamar el fin del mundo.

El tanga de Briatore

Que hay cosas que no se pueden permitir a una determinada edad, no hace falta que sea elevado a verdad universal. Los escotazos de Ana Obregón o los toy boys de Gina Lollobrigida y Madonna juntos sirven para hilar conversaciones a pie de urbano, que es como mejor suena referirse al autobús, y no por ello hieren la sensibilidad de los usuarios del mismo. Pero, hay otros comportamientos que rayan en lo perfectamente catalogable como no apto ni para menores ni para mayores. Verle el tanguita a Flavio Briatore mientras te echan las mechas que lleva Guti o Chelo García Cortés no es plato de buen gusto para nadie. Ni los espejitos cóncavos y convexos de El Callejón del Gato sirven para reducir tal esperpento. ¡Qué grotesca esa panza de fiel escudero! Lo cierto es que, en verdad, las instantáneas del ex jefe de Fernando Alonso con una diminuta braguita son necesarias para reivindicar precisamente que gran parte del país se ciñe más al prototipo de Jesús Gil, que al de Kortajarena. La imaginación, en estos casos, es traicionera. ¿Cómo serán esas fiestas en las que coinciden los Briatore con los Aznar, que llevan en el ADN un gen recesivo propenso al músculo? ¿Habrá tanguitas para todos? Con razón, a Rajoy le parecen un coñazo los desfiles de militares.
 

Tapias trata bien a la prensa

Tratar bien a la prensa es una actitud muy poco habitual en el papel cuché y Fernando Fernández Tapias lo ha hecho. En un momento tan duro como es la desaparición de un hijo, el empresario ha hecho de tripas corazón y ha emitido un comunicado para agradecer todas las muestras de cariño que su familia está recibiendo, tanto por parte de los medios de comunicación como de amigos y familiares. En una época en que los comunicados tan sólo se utilizan para desacreditar informaciones y publicaciones, hay gente que tan bien sabe darle una utilidad honesta y pura para tan sólo decir: Gracias. Esperemos que el empresario encuentre consuelo para tanto dolor.


 

Letizia y el echarpe del bazar de El Pardo