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Sara Carbonero no quiere ser una chica acomplejada
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Eduardo Verbo

Ave César

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Eduardo Verbo

Sara Carbonero no quiere ser una chica acomplejada

La inversión de los Thyssen  En estos tiempos de silencio y azabache, hacer alarde público de propiedades y herencias megamillonarias no es lo más apropiado. Y

La inversión de los Thyssen

 

En estos tiempos de silencio y azabache, hacer alarde público de propiedades y herencias megamillonarias no es lo más apropiado. Y mucho menos, cuando el oficio del vanidoso en cuestión es tan desconocido como la última novia de Paquirrín. Borja Thyssen y Blanca Cuesta, también conocidos como B&B, se acaban de comprar un casoplón, propio de estrella del firmamento, por la friolera de cinco millones de euros en La Finca, Madrid. Claro, como vecinos tendrán a los ínclitos Cristiano Ronaldo, Javier Bardem o Penélope Cruz. No podía ser menos. Mientras, la lista de parados sigue creciendo sin parar. No es que ellos no trabajen por solidaridad. No. Es algo que a la baronesa nunca le ha gustado. Y no es que las tácticas paranormales de Tita sean lo más adecuado para arreglar los desaguisados familiares. Pero, la inactividad de la pareja se remonta a la noche de los tiempos, cuando Julio Iglesias todavía era un hurí.

 

 Francisco Rivera, por vender su vida

 

No se puede arremeter contra la prensa por querer preservar a cal y canto la vida privada, y luego ahogar las penas entre las páginas de la revista que hacía las delicias de mamá. Fran Rivera es contradicción pura y dura. Durante un cierto tiempo, el torero era la peor pesadilla de fotógrafos y reporteros que no vivían situaciones similares desde la etapa en la que el hijo de Ana Obregón devoraba ‘alcachofas’. Ahora, ha cambiado la política a seguir con los medios de comunicación y no tiene reparos en ponerse bajo las órdenes del mejor de los utilleros para parecerse más a un modelo de catálogo que a un torero, que es lo que es. Más de uno ha montado en cólera al ver cómo se deshace en palabras en el papel cuché y luego da la callada por respuesta en cualquier estación de turno, con aspaviento borbónico incluido. Tal vez le hayan dado algún consejo sus dos hermanos que, por cierto, no han tenido ningún remarcable episodio iracundo con la prensa que se pueda clasificar en el asunto 'encontronazos'.

 

Sara Carbonero, por quitarse un complejo

 

La operación de pechos de Sara Carbonero ha provocado los enfrentamientos dialécticos más enconados de los últimos tiempos. Como si de una de las nuevas reformas económicas de Zapatero se tratase, la gente a pie de calle ha opinado sobre los verdaderos motivos por los que la periodista deportiva habría decidido pasar por el quirófano. “Para ganar más dinero, para sacarle más partido si cabe a su trabajo como modelo comercial…” Poco o casi nada bueno se ha dicho de ella. Pero,  ¿qué criterio puede tener un señor/hombre/mozuelo sobre implantes mamarios? ¿Quién tiene la potestad de juzgar los remedios para los complejos, tan irracionales, en ocasiones? Una cosa es prestarse a aparecer en las portadas de las revistas acicalada como Sara Montiel y otra muy diferente hacer leña del árbol caído. Cambiaría la tesitura si la novia de Casillas hubiese hablado de ello en exclusiva y hubiese mostrado al mundo, como hizo la Esteban con su nariz, sus nuevos pechos. Pero lo ha mantenido en secreto, por alguna razón de peso.
 

La inversión de los Thyssen