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Cronología de un desencuentro: en cuanto Letizia abandona Mallorca, llegan las infantas
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Matías Vallés

Diario de Robinson

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Cronología de un desencuentro: en cuanto Letizia abandona Mallorca, llegan las infantas

La fugaz visita de Misil Obama -¿qué acontece en ese matrimonio, antaño ejemplar?- y el debate del Estado del Gobierno entre el Rey y Zapatero, han

La fugaz visita de Misil Obama -¿qué acontece en ese matrimonio, antaño ejemplar?- y el debate del Estado del Gobierno entre el Rey y Zapatero, han eclipsado injustamente la auténtica noticia de la semana en Mallorca, la llegada a la isla de las infantas Elena y Cristina, por orden de aparición, acompañadas de sus retoños y de su marido cuando lo hubiere.

Ocupan sendos palacetes individuales en el complejo de Marivent, por gentileza de la comunidad de Baleares y a cambio de la impagable publicidad que suponen para la isla. Un lector despistado concluirá que su desembarco les habrá servido para recomponer lazos con Letizia Ortiz. La noticia es que sólo llegaron a Mallorca cuando tuvieron la certeza de que la había abandonado su cuñada, a la que sólo se refieren en términos no demasiado apropiados para una sección tan erudita como ésta.

Vayamos con el calendario, más complicado que los vaivenes del socialismo madrileño entre Gómez y Jiménez. La primera en llegar a la isla fue Sofía de Grecia, que asume la responsabilidad de orquestar el veraneo de los diversos ramales de la Familia Real. La Reina aterrizó ostentosamente sola, sin coincidir con su esposo, que sólo llegó a Marivent -después de una opípara cena en el restaurante Flanigan de Puerto Portals y de su amigo Miguel Arias- cuando ya se encontraban allí su primogénito varón, su única nuera y las dos niñas que garantizan la continuidad al trono en ausencia de un nieto.

Letizia y el Príncipe reinaron en solitario durante la semana pasada, proporcionando un ingente material gráfico a la prensa española, en un despliegue que propició la frase ya histórica de la futura reina: "¿Tú crees que esto son vacaciones?". Alguien debió advertirle que en Mallorca siempre estamos de vacaciones, por compromiso histórico.

Con su padre ya en Mallorca, el Príncipe tuvo que abandonar anticipadamente la isla sin concluir la regata de la Copa del Rey, para volar a Bogotá. Allí asistió a la toma de posesión del presidente Santos, a quien Chávez acusó de mafioso y asesino antes de reunirse con él en el balneario mortal de Simón Bolívar.

Para no perderse en un reparto más complicado que el argumento de la película 'Origen', el fin de semana se inicia con los Reyes, Letizia, Leonor de Borbón Ortiz y su hermana Sofía. Como pueden imaginar, la princesa de Asturias no podía perderse la oportunidad de fotografiarse junto a Michelle Obama, remedando el admirado dúo que compuso en su día en la célebre foto trasera con Carla Bruni. En el momento de la histórica cumbre gastronómica hispanoestadounidense, las dos Infantas ya estaban de vuelta en Madrid, la ex periodista se reuniría con ellas tras el almuerzo dominical.

El Rey y la reunión imposible

A Carl Jung le hubiera subyugado la 'Synchronicity' de esta historia, porque entonces y sólo entonces se produce la aparición en escena de los Urdangarín y los Marichalar. El mismo lunes, los hijos de las dos infantas comienzan conjuntamente un curso de vela en la escuela Calanova, situada a vista de pájaro de Marivent en la misma bahía palmesana. Ya no quedaba rastro de Letizia, y las hermanas de Felipe de Borbón podían rellenar el hueco informativo. En cuanto a las embarcaciones, sellan el compromiso acuático o anfibio de la Familia Real con Mallorca.

El calculado rosario de llegadas, partidas y desencuentros -pregúntense porque las Infantas se vuelcan en Caprile, después de que Letizia lo desvistiera- descarta cualquier posibilidad de una sesión fotográfica con la familia de los Reyes al completo, que establecía la apoteosis de la temporada vacacional en Marivent. Ni la autoridad del Rey puede forzar ya esa reunión entrañable.

Acta que levanto como queja del autor de estas líneas. Guardo todavía las cicatrices del primer artículo que escribí en esta pantalla, sobre la ruptura irreversible entre Letizia y sus cuñadas. Curiosamente, quienes lo denigraron no dudaron más adelante en incorporar esa disociación a su rutina, como si la hubieran descubierto. Así es el periodismo, aunque quizás la continuidad de la monarquía exigiría una reconciliación más difícil que el hermanamiento de las dos Españas -la que cree que sigue habiendo dos Españas y la que considera que han dejado de existir-.

La fugaz visita de Misil Obama -¿qué acontece en ese matrimonio, antaño ejemplar?- y el debate del Estado del Gobierno entre el Rey y Zapatero, han eclipsado injustamente la auténtica noticia de la semana en Mallorca, la llegada a la isla de las infantas Elena y Cristina, por orden de aparición, acompañadas de sus retoños y de su marido cuando lo hubiere.