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Otro embarazo para el abuelo Aznar y la despampanante Naomi Campbell
La noticia la han sabido hace relativamente poco. Ana, la única hija -tiene dos hermanos- del matrimonio Aznar-Botella, los va a hacer de nuevo abuelos. La
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La noticia la han sabido hace relativamente poco. Ana, la única hija -tiene dos hermanos- del matrimonio Aznar-Botella, los va a hacer de nuevo abuelos. La pareja Agag son padres de Alejandro que cumple tres años en junio y Rodrigo que nació en diciembre del 2005. En las Navidades próximas habrá un nuevo nieto, superando la media nacional, que por si no lo saben, y según referencias estadísticas, es de hijo y medio. Nunca he comprendido esos datos. Ocurre lo mismo con el IPC, que siempre es el pollo el que lo baja o lo sube. Ana se casó a los veinte años con el que fuera asistente de su padre cuando éste era presidente de Gobierno y vivían en el palacio de la Moncloa. A la megaboda celebrada el 5 de septiembre del 2002 en la Basílica del El Escorial, calificada en su día por lo extremado de su organización como el enlace de la Tercera Infanta, acudieron, además de los Reyes, los que ahora son íntimos de Alejandro Agag, como Flavio Briatore y Alberto Cortina, que organizó la despedida de solteros de los novios. En aquel momento fue muy comentada la espectacular profesional que acompañaba al que fuera jefe de Fernando Alonso.
El marido pasó de ser un hombre a la sombra de papá a todo lo contrario. Con unas amistades más que influyentes, se convirtió en "el conseguidor” o el “abrepuertas”, que así lo bautizaron algunos de sus conocidos. En aquellos años había un chascarrillo referido a él y a su suegro. La pregunta era: “¿Qué hacen Aznar y Agag en un gimnasio?” y la respuesta, muy clarificadora: “Aznar, pesas, y Alejandro, amigos”. Efectivamente dejó de ser yernísimo para convertir al padre de su mujer en suegrísimo. Sus enemigos dicen de él que juega con fuego y que incluso frecuenta amistades peligrosas que los amigos definen en cambio como chocantes. Desconozco quién tiene razón, lo que sí es cierto es que todos coinciden en que es un excelente relaciones públicas. Este economista se ha convertido en un profesional que gana dinero a espuertas. Al menos así lo cuentan los que conocen su trayectoria.
En cuanto se casaron se instalaron en Londres, donde el niño mayor va a la guardería Al principio vivían de alquiler en una casita del barrio de Chelsea, una de las zonas más caras y fashion. Ana compartía vecindad, y seguramente recetas de cocina, con otra megapija doméstica como Rosario Nadal. Con Gwyneth Paltrow y Liz Hurley seguro que coincide en la cola del pan mientras Agag se dedica a viajar y hacer negocios que cada vez le hacen más rico. El año pasado por estas fechas dejaron el alquiler y se compraron en el mismo barrio una casa valorada en tres millones de euros. Al menos eso era lo que costaban las colindantes que estaban en venta y eran de parecidas características. Es el típico edifico victoriano de tres alturas y un pequeño jardín en la parte trasera. Muy cerca, el ático de Briatore y la casa del multimillonario Bernard Ecclestone, dueño de la Formula 1.
Ana, que terminó la carrera de psicología casi por imposición materna, ejerce exclusivamente de ama de casa, mientras prepara con absoluta tranquilidad y sin prisas el doctorado. Cuenta la leyenda que Ana Botella le hizo prometer a su hija que tras casarse no abandonaría los estudios y se licenciaría, como así fue. Una imposición que en su día exigió la madre de Gemma Ruiz, aunque en este caso al yerno Álvarez Cascos, que no sólo le doblaba la edad sino que la ahora televisiva era su cuarta relación seria. Y fíjense cómo acabaron. Ana Aznar, la más tímida de los hermanos, que no fue de salir demasiado cuando era adolescente, ha conocido a través de las relaciones y amistades de su marido otros ambientes, como son los que frecuentan Briatore y su corte. Ahora tendrá que hacer de nuevo un parón. Este tercer hijo convertirá a los Agag-Aznar en familia numerosa.
Entrevista de lujo a Naomi Campbell
En cambio quien no está por la labor -aún- de tener hijos es Naomi Campbell. Con ella los Agag compartieron algún que otro encuentro. La bella fue novia de Briatore, con el que mantuvo un romance tortuoso. En su día la prensa italiana acusó a la modelo de haber destrozado el yate del millonario en uno de sus momentos de ira. Ella lo niega en una extensa entrevista que este mes publica la revista GQ. Un acierto de Javier Angulo, su director. La modelo no sólo comenta sus amores, incluido Joaquín Cortes, sino que se rinde al entrevistador, el periodista Piers Morgan, ex director del Daily Mirror al que Naomi demandó. Este litigio largo y millonario -las costas superaban el millón de libras- supuso su despido como responsable del periódico.
A lo largo de las 18 páginas, tanto uno como otro se tiran dardos envenenados y muestran sus respectivos resentimientos, aunque ambos aceptaran el reto. El resultado es una entrevista espléndida donde la bella no esquiva ninguna cuestión. Habla de sus adicciones, de su amistad con Kate Moss de la que dice “no tiene ni tiempo ni espacio para buscar ayuda”. Asegura que, aunque lo parezca, no es violenta y nunca ha pegado a nadie. Aunque reconoce que sí ha lanzado teléfonos: “Lo hice porque simplemente es lo que se me pasa por la cabeza en esos momentos. Pero no es bueno y me arrepiento”. Precisamente por esa manía de utilizar el móvil como arma arrojadiza debió de cumplir una sentencia que la obligaba a realizar trabajos sociales comunitarios. Durante una semana limpió en horario laboral de ocho horas un depósito de basura en Manhattan. Su ropa de trabajo, incluidas sus botas militares, sirvieron como inspiración para una firma de ropa muy poco imaginativa.
Y quien sí estuvo inspirado fue el jurado formado por especialistas y costureros de lujo, como Andrés Sardá, Guillermina Baeza, Ángel Schlesser y Modesto Lomba, para elegir al ganador/a de la sexta edición de los Premios de Diseño organizado espléndidamente por Marta Almela para la firma Gillette Venus. Diez estudiantes presentaron sus propuestas en trajes y ropa de baño. La ganadora, Carolina Esteban, recibió un cheque de seis mil euros que le servirán para financiar su primera colección. Las maestras de ceremonia fueron Carolina Cerezuela, la actriz guapa de Camera café, y Elsa Pataki. La chica de los helados ejerció de jurado y parece que no quiso posar junto a la televisiva Cerezuela. No por que se lleven mal, sino por una cuestión de altura. Pataki sólo le llega a los hombros. Por cierto, que los abogados de Elsa decidieron no demandar a la revista Interviú. ¿Recuerdan las fotos publicadas donde aparecía en todo su esplendor la que fuera la Ninette de Garci y que formaban parte de un reportaje de moda para otra revista? Al final los perjuicios reales han sido para la publicación y no para la Pataki. De ahí que los letrados valoraran el continuar con la denuncia o dar carpetazo al asunto, como así ha sido.
Y para terminar, felicitaciones varias. A la periodista Mariló Montero, una de las premiadas con la Antena de Oro. Se da la circunstancia de que Mariló presentaba con eficacia los informativos de Canal Sur. En un momento dado se planteó una remodelación profesional que curiosamente sólo le afectó a ella. Ahora conduce un programa nocturno, Mejor lo hablamos, que se ha convertido en referente de debates. La gente ni grita ni se insulta. El mismo galardón, en el apartado de radio, lo ha recibido también Cristina López Schlichting. Con lo cual, enhorabuena. Se lo merece igual que Cristina de Alzaga, directora de la revista AR, que hace unos días cumplió su quinto aniversario.
Para celebrarlo un almuerzo al que acudieron once mujeres profesionales, todas ellas mayores de cuarenta y que han conseguido sus metas a base de mucho esfuerzo. Ainoa Arteta, María Calvo, directora de eBay, Mercedes Coghen, medalla de oro en jockey en el 92, Ángeles González Sinde, Belén Lacalle, la periodista y escritora Julia Navarro, Esmeralda Pérez, la jueza Purificación Pujol, Mar Raventós, presidenta de Codorniu, Agatha Ruiz de la Prada y Ana Rosa Quintana. Para mi gusto la única que pintaba poco era Isabel Preysler, pero también hay que entender que la cuota ociosa sirve para contrarrestar. Conciliar la vida laboral y familiar es aún para la mayoría de las féminas una utopía
La noticia la han sabido hace relativamente poco. Ana, la única hija -tiene dos hermanos- del matrimonio Aznar-Botella, los va a hacer de nuevo abuelos. La pareja Agag son padres de Alejandro que cumple tres años en junio y Rodrigo que nació en diciembre del 2005. En las Navidades próximas habrá un nuevo nieto, superando la media nacional, que por si no lo saben, y según referencias estadísticas, es de hijo y medio. Nunca he comprendido esos datos. Ocurre lo mismo con el IPC, que siempre es el pollo el que lo baja o lo sube. Ana se casó a los veinte años con el que fuera asistente de su padre cuando éste era presidente de Gobierno y vivían en el palacio de la Moncloa. A la megaboda celebrada el 5 de septiembre del 2002 en la Basílica del El Escorial, calificada en su día por lo extremado de su organización como el enlace de la Tercera Infanta, acudieron, además de los Reyes, los que ahora son íntimos de Alejandro Agag, como Flavio Briatore y Alberto Cortina, que organizó la despedida de solteros de los novios. En aquel momento fue muy comentada la espectacular profesional que acompañaba al que fuera jefe de Fernando Alonso.