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¿Por qué han roto Eugenia y Gonzalo?
Lo adelantó la revista Semana al llevar la noticia de la ruptura en su portada. Lo que ha sido un rumor de ida y vuelta durante
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Lo adelantó la revista Semana al llevar la noticia de la ruptura en su portada. Lo que ha sido un rumor de ida y vuelta durante estos tres años de noviazgo ahora se convierte en realidad. En estos dos últimos meses, “los protectores” de uno y otro fueron dando pistas en reuniones y conversaciones más o menos privadas que después se hacían públicas. En un par de ocasiones, los propios interesados desmintieron la crisis hasta que llegó un momento que tanto Gonzalo como Eugenia decidieron establecer el pacto de silencio.
El propio Gonzalo envió un aviso a navegantes en una de sus apariciones públicas donde ejercía de imagen de una firma comercial: “No me dedico a desmentir ni a confirmar, ni a vivir de lo que digan los demás, no vengo a hablar de ella (Eugenia). Yo sé lo que hay y lo que digan las portadas de ninguna revista no va a cambiar mi vida”. En aquella ocasión, diciembre del 2005, fue la última vez que trató el tema de su supuesta ruptura en un lugar ajeno a su privacidad. Asesorado por buenos y excelentes amigos del círculo cuarentón y cincuentón que le rodea, Gonzalo nunca más volvió a decir esta boca es mía en referencia a nada que tuviera que ver con encuentros y desencuentro afectivos.
Durante un tiempo funcionó el sistema. Entre otras cosas porque la relación de pareja parecía que se consolidaba. Incluso Gonzalo tuvo intención de adquirir un apartamento muy cerca del pisazo que Eugenia tiene a espaldas del palacio de su madre. Parece que la inversión inmobiliaria no cuajó. Tras vender el chalet familiar de Pozuelo, demasiado grande y con muchos recuerdos para un muchacho joven con todo un horizonte de felicidad a sus pies, compró una vivienda en una urbanización cercana donde, casualidades de la vida, Francisco Rivera adquirió tiempo después un chalet adosado. Hasta allí se desplazaba Eugenia, que prefería ir y volver en vez de instalarse definitivamente en la casa de su novio.
Durante estos tres años, la pareja se dejaba ver en estrenos, reuniones sociales… Gonzalo entraba y salía del Palacio de Liria sin problemas. Y a pesar de lo que se decía, el joven mantenía una buena relación con la futura suegra, entre otras cosas porque Gonzalo es un buen chico, educado y afectuoso. A la gran duquesa, que está de vuelta de todo, no le importó que la primera Nochebuena que paso en Liria Gonzalo no participara de la Misa del Gallo. Además, y lo más importante para ella, era que siente verdadero afecto por la nieta Cayetanita, que siempre le llama ‘Gonza’.
Con este panorama de Casa de la Pradera, los rumores de ruptura no tenían demasiado sentido. Hasta que como en el cuento de Pedro y el Lobo, los que conocen bien la historia dan por acabado el noviazgo. Durante los dos últimos meses prácticamente ni se han visto. El contacto ha sido telefónico y solía acabar regular. De hecho, una de las causas de la ruptura tiene que ver con la incomunicación. Según cuentan sus íntimos, Gonzalo se enteró en su programa de televisión que Eugenia se había ido al Caribe a la boda de su ex novio Colate y además con la niña. El mosqueo se convirtió en cabreo al ver las imágenes que vendían las agencias de madre e hija en las celebraciones pre y post nupcial, sumado a las fotografías de la revista ¡Hola! donde Cayetanita aparecía con Colate. Tanto preservar la intimidad de la menor y al final aparecía en el reportaje exclusivo del semanario.
Este malestar fue quizá la última gota de lo que por ahora parece una ruptura definitiva. El resto de los ingredientes tienen que ver con una forma de ver la vida muy diferente. Eugenia tiene casi todo el tiempo libre, Gonzalo dedicación exclusiva al programa de Concha García Campoy, además de aficiones anteriores a su relación como jugar al fútbol, acudir al gimnasio, reunirse con sus amigos mayores, divertirse con los colegas del colegio Mirabal… De hacer caso a los “protectores”, Eugenia no lo quiere a tiempo parcial, sino a día completo. Y él sólo tiene 25 años.
Por cierto, la visita de Gonzalo al Palacio de Liria hace unos días tuvo que ver con esa charla que la pareja tenía pendiente para aclarar la situación. Los “protectores” confirman que ese día la pareja puso el punto final a un noviazgo de tres años. Si hay una segunda parte, el tiempo lo dirá.
Lo adelantó la revista Semana al llevar la noticia de la ruptura en su portada. Lo que ha sido un rumor de ida y vuelta durante estos tres años de noviazgo ahora se convierte en realidad. En estos dos últimos meses, “los protectores” de uno y otro fueron dando pistas en reuniones y conversaciones más o menos privadas que después se hacían públicas. En un par de ocasiones, los propios interesados desmintieron la crisis hasta que llegó un momento que tanto Gonzalo como Eugenia decidieron establecer el pacto de silencio.