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La guardería de Leonor
El próximo septiembre la Infanta Leonor abandonará la Casita de Asturias para incorporarse a un nuevo ritmo de vida: el de alumna de educación infantil. A
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El próximo septiembre la Infanta Leonor abandonará la Casita de Asturias para incorporarse a un nuevo ritmo de vida: el de alumna de educación infantil. A punto de cumplir los tres años, la niña formará parte de ese nutrido grupo de criaturas que han dejado de ser bebés e inician su aprendizaje social en las guarderías. A diferencia del resto de los herederos –Dinamarca, Países Bajos, Noruega y hasta Japón-, que informan previamente a su pueblo sobre la educación de sus hijos, en el caso de los Príncipes de Asturias lo que nos llega a la ciudadanía son retazos de información o comentarios de amigos que dicen saber cuáles son las pautas para educar a la primogénita, por lo general muy parecidas a las de sus propios hijos. De hecho, el grupo íntimo del heredero lo forman compañeros que fueron del Rosales, como los Fuster, Prado y Aguirre. La primera etapa es común a todos ellos. Es decir, inscritos primero en guarderías privadas que cuestan un congo, y después, colegios bilingües.
En el caso de la Infanta Leonor es posible que en septiembre siga las pautas de sus primos Marichalar, acudiendo a la guardería donde la Infanta Elena imparte clases. Además de profesora de inglés del grupo A, es socia junto a la ex mujer de Manuel Prado y Colón de Carvajal, dos de sus hijos y otras amigas de la infancia de 'Micos', que admite niños desde los dieciocho meses a los seis años. Hay dos modalidades: los que se van a la una de la tarde y los que se quedan hasta las cinco. Posiblemente la primera opción podría ser la elegida por la Princesa de Asturias para que, poco a poco, Leonor se fuera adecuando a la nueva realidad. Esta primera elección suele ser la práctica habitual entre las madres que no tienen horario laboral ajustado, o con el suficiente servicio como para utilizar el centro exclusivamente como aprendizaje porque el asunto doméstico lo tienen resuelto.
Los dos casos son compatibles con la vida de la Princesa de Asturias, que continúa ejerciendo a tiempo completo de megamamá. Algunos días se traslada hasta el club Puerta de Hierro con las dos niñas y con su sobrina Carla Vigo Ortiz. La pequeña de su hermana Erika también pasa tardes con sus primas Leonor, Sofía y con la abuela Paloma en el domicilio de Zarzuela. Los primos Urdangarines bautizaron el lugar como "la casa de los Bambis", aparte de por los muchos ciervos que hay por la zona, por la cantidad de peluches de ese animal que la Infanta Leonor tiene en su cuarto de jugar.
Antes de casarse, la sobrina Carla ya empezó a formar parte de las actividades familiares de los Borbón disfrutando incluso de los veranos de Marivent. Una situación totalmente natural si se tienen en cuenta la cantidad de adosados y colaterales que se instalan en el palacio durante julio y agosto. No es raro tampoco que, en cuanto puede, el Rey se escape y vaya a su bola. La última vez que se ha visto gráficamente a Carla fue en el cumpleaños del hijo de Laura Ponte, que lo celebraron en casa de la Infanta Pilar, donde vive el matrimonio hasta que acaben las obras de la nueva casa que ha comprado la modelo. Según padres de compañeros de clase del colegio bilingüe al que acude Carla, la niña es muy despierta y sociable.
Hace poco, en la función de verano del colegio, al que se vio muy solo pero pendiente de su hija fue a Antonio Vigo. Extraño que no acudiera la Princesa, teniendo en cuenta lo muy unidas que están tía y sobrina y por lo especial de la fecha. Erika nunca faltaba a esas reuniones lúdicas de su hija.
El próximo septiembre la Infanta Leonor abandonará la Casita de Asturias para incorporarse a un nuevo ritmo de vida: el de alumna de educación infantil. A punto de cumplir los tres años, la niña formará parte de ese nutrido grupo de criaturas que han dejado de ser bebés e inician su aprendizaje social en las guarderías. A diferencia del resto de los herederos –Dinamarca, Países Bajos, Noruega y hasta Japón-, que informan previamente a su pueblo sobre la educación de sus hijos, en el caso de los Príncipes de Asturias lo que nos llega a la ciudadanía son retazos de información o comentarios de amigos que dicen saber cuáles son las pautas para educar a la primogénita, por lo general muy parecidas a las de sus propios hijos. De hecho, el grupo íntimo del heredero lo forman compañeros que fueron del Rosales, como los Fuster, Prado y Aguirre. La primera etapa es común a todos ellos. Es decir, inscritos primero en guarderías privadas que cuestan un congo, y después, colegios bilingües.