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La Infanta Cristina, de Rodríguez en Barcelona
El pasado miércoles, al mediodía, Iñaki Urdangarín y su prole aterrizaron en el aeropuerto de Lanzarote para pasar unos días en la isla alojados en el
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El pasado miércoles, al mediodía, Iñaki Urdangarín y su prole aterrizaron en el aeropuerto de Lanzarote para pasar unos días en la isla alojados en el Hotel Princesa Yaiza. Ésta vez la Infanta Cristina no pudo formar parte de la excursión familiar por motivos relacionados con su trabajo institucional. Y también porque en esta ocasión y a diferencia del año pasado, el duque de Palma y sus niños sólo permanecerán en la zona tres días, hasta el sábado por la tarde. El domingo tienen que estar todos en el bautizo de la prima y sobrina Sofía en el Palacio de la Zarzuela.
Para el duque de Palma el viaje tiene una doble intención. Por una parte, debe dirigir el taller Gestión y Patrocinio Deportivo y Estrategia Empresarial, que organiza la Concejalía de Cultura con motivo de las fiestas patronales de la Virgen del Carmen, que ha comenzado esta mañana con una serie de conferencias. Y por otro lado, necesita cumplir con la promesa que les hizo a sus hijos las vacaciones anteriores de volver al hotel en cuanto hubiera ocasión.
El año pasado acompañaba a la familia Urdangarín la Infanta Elena y sus hijos Froilán y Victoria, a los que se unieron los primos “griegos”, como harán también en esta ocasión. Alexia y Carlos Morales, nacido en Lanzarote, viven con sus tres hijos en la isla desde hace tiempo. Cambiaron el estrés de Barcelona, donde él trabajaba en un estudio de arquitectura y la princesa en una fundación, por la calma y la calidad de vida de la región.
Iñaki Urdangarín y sus hijos se alojan en la suite real, una especie de apartamento de 125 metros cuadrados con dos dormitorios, tres baños, una sala de estar, comedor y una espaciosa terraza con vistas al mar. Se ha reservado otra suite que seguramente utilizará la nanny y la pequeña del grupo, Irene, que tiene horarios diferentes a los mayores.
Mientras el padre trabaja, los niños Urdangarín disfrutan de Kikoland, una zona de ocio infantil de 12.000 metros cuadrados donde a los más pequeños no les dan respiro con las múltiples actividades que ofrecen los animadores: juegos náuticos, talleres de baile, de globos, competiciones en las piscinas… El verano pasado el duque de Palma pasó más tiempo en esta zona que en la de los adultos. A veces, él mismo organizaba partidos de balonmano o fútbol con los niños suyos y ajenos. Muchos de ellos eran extranjeros que no tenían ni idea de quién era ese papá tan divertido.
Durante el tiempo que permanecieron en el hotel, y salvo los clientes españoles, el resto no se percató del origen real de sus compañeros de mesa. La seguridad es prácticamente imperceptible y, por lo tanto, si llamaban la atención era precisamente al ver aparecer al matrimonio con tanto niño en el buffet del desayuno. Lo habitual es la pareja con un hijo o dos como máximo. Los duques y sus hijos hacían cola como el resto de los clientes. Incluso cuando el encargado de sala o alguien externo pretendía cederles el paso, no lo aceptaban. Por cierto, los niños Urdangarín nunca organizaron revuelo. Daban los buenos días y las buenas tardes en los lugares que entraban y siempre las gracias después de cualquier actividad.
El pasado miércoles, al mediodía, Iñaki Urdangarín y su prole aterrizaron en el aeropuerto de Lanzarote para pasar unos días en la isla alojados en el Hotel Princesa Yaiza. Ésta vez la Infanta Cristina no pudo formar parte de la excursión familiar por motivos relacionados con su trabajo institucional. Y también porque en esta ocasión y a diferencia del año pasado, el duque de Palma y sus niños sólo permanecerán en la zona tres días, hasta el sábado por la tarde. El domingo tienen que estar todos en el bautizo de la prima y sobrina Sofía en el Palacio de la Zarzuela.