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Marisol Yagüe compuesta y ¿sin novio?
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Paloma Barrientos

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Marisol Yagüe compuesta y ¿sin novio?

Durante el tiempo que permaneció en prisión por su implicación en la trama de la Operación Malaya, Emiliano, su novio y guardaespaldas, se convirtió en su

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Marisol Yagüe compuesta y ¿sin novio?

Durante el tiempo que permaneció en prisión por su implicación en la trama de la Operación Malaya, Emiliano, su novio y guardaespaldas, se convirtió en su apoyo moral y público. La visitaba los fines de semana y los bis a bis que le correspondía. Era el único del entorno de la ex alcaldesa que no trataba a patadas a la prensa que esperaba en los alrededores, y cuyo único interés era conseguir alguna declaración de familiares y amigos de los implicados en el mayor escándalo de corrupción de Marbella. Emiliano, sin perder los nervios, daba la callada por respuesta y no como una de las hermanas de su novia, que casi le parte el brazo a una reportera, al cerrar con fuerza la puerta del coche. Lo que en un principio se podía catalogar de mala suerte, de un descuido debido a los nervios, se convirtió en un gesto de prepotencia al no disculparse con la joven. A diferencia de su hermana, ella estaba a las puertas de Alhaurín para cumplir con la labor de informar.

Cuando Marisol salió de la cárcel también fue Emiliano el que amainó el temporal pidiendo tranquilidad para su novia. Tiempo después, y a través de personas cercanas a la pareja, se descubrió que tenían intención de contraer matrimonio. Una idea que ya le rondaba a Marisol mientras permaneció en prisión, porque se había dado cuenta que Emiliano lo era todo para ella. Incluso llegó a aparcar la prepotencia de la que hacía gala cuando era alcaldesa con mando en plaza, capaz de encargar obras de remodelación en su casa por valor de un millón de euros y no pagar. La consecuencia de ese despiste fue la demanda interpuesta por el constructor Alberto Piñana (Ver La bañera de burbujas de Marisol Yagüe) y posterior sentencia condenatoria que en el plazo de unos meses deberá ejecutarse. O se queda sin chalecito o paga.

Lo que parece que sí está claro es que Emiliano ha dejado de ser su tesoro. Al menos ya no le acompaña al juzgado donde debe presentarse el 1 y el 15 de cada mes, ni tampoco se les ha visto juntos desde hace tiempo. Atrás han quedado los días de vino y rosas, cuando Marisol regalaba a sus familiares (según consta en el sumario) grandes sumas de dinero. Entre 2001 y 2006 pudo repartir cerca de 889.000 euros. El tesoro Emiliano recibió parte del botín en forma de 54.540 euros durante tres años. Y si no había dinero en efectivo, se utilizaban otros mecanismos como era colocar a los suyos en nómina del Ayuntamiento a pesar de que nunca trabajaron allí. Uno de los casos más llamativos y que también figura en la instrucción del juez Torres era el don de la ubicuidad de uno de sus hijos. Mientras estudiaba y residía en Madrid percibía regularmente cantidades de dinero oficiales procedentes del Ayuntamiento y de la Gerencia de Urbanismo de Marbella.

En el caso de Emiliano, ahora que se supone han roto, es posible que Marisol le exija la devolución de los regalos. Y a falta de fotos y del rosario (como en la canción de la Pradera), ¿deberá el ex guardaespaldas rembolsar las dádivas millonarias? ¿O formará parte de los gananciales aunque no se hayan casado? O puede ser que esta ruptura forme parte de una estrategia. Da boleto al novio, y a los hijos, que ya son mayores y a correr.

Circula por Marbella la leyenda de una huida anunciada. Con la casa y las cuentas embargadas, y con varios juicios pendientes, podría volar sobre el nido del cuco y evaporarse. Para entendernos, fugarse siguiendo la senda marcada por dos de sus seis hermanos. Uno, Juan Antonio, ‘Nono’ para los amigos, en busca y captura; y el otro, Arturo, también huído de la justicia, disfruta en Venezuela de su paraíso particular. Mientras que al primero, concejal del GIL, le condenaron a prisión por el caso Proinsa, al segundo lo detuvieron en una finca de su propiedad cercana a Mijas, donde la Policía encontró un alijo de mil y pico kilos de hachís. Según los indicios de la investigación, este segundo hermanísimo podría pertenecer o haber tenido relación con una banda de narcotraficantes. Le pillaron con las manos en la masa subido a una pala escavadora cuando intentaba enterrar la droga él mismo. La ex alcaldesa, que dicen es muy familiar, habría decidido convertir el cuento en realidad por aquello de la reagrupación familiar. Aunque en este caso se trate de aglutinar allende los mares a la versión lolaila de los Dalton.

Durante el tiempo que permaneció en prisión por su implicación en la trama de la Operación Malaya, Emiliano, su novio y guardaespaldas, se convirtió en su apoyo moral y público. La visitaba los fines de semana y los bis a bis que le correspondía. Era el único del entorno de la ex alcaldesa que no trataba a patadas a la prensa que esperaba en los alrededores, y cuyo único interés era conseguir alguna declaración de familiares y amigos de los implicados en el mayor escándalo de corrupción de Marbella. Emiliano, sin perder los nervios, daba la callada por respuesta y no como una de las hermanas de su novia, que casi le parte el brazo a una reportera, al cerrar con fuerza la puerta del coche. Lo que en un principio se podía catalogar de mala suerte, de un descuido debido a los nervios, se convirtió en un gesto de prepotencia al no disculparse con la joven. A diferencia de su hermana, ella estaba a las puertas de Alhaurín para cumplir con la labor de informar.