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Julián Muñoz, amenazas a granel
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Paloma Barrientos

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Julián Muñoz, amenazas a granel

Un año después de su ingreso en prisión, Julián Muñoz ha visto cómo sus intentos por salir de la cárcel han sido rechazados una y

Foto: Julián Muñoz, amenazas a granel
Julián Muñoz, amenazas a granel

Un año después de su ingreso en prisión, Julián Muñoz ha visto cómo sus intentos por salir de la cárcel han sido rechazados una y otra vez. De nada sirvieron los escritos de libertad presentados por su abogado Javier Saavedra, basados principalmente en tres puntos. Uno, que llevaba cumplida parte de la condena y, por lo tanto, podía acogerse al tercer grado. Dos, que no había indicios que demostraran que tuviera intención de eludir la Justicia en el caso de salir bajo fianza. Y un tercer punto, avalado por un informe médico privado, que revelaba que existía riesgo por su vida acreditado por un problema cardiovascular irreversible. Como se ha visto con el paso del tiempo, Julián Muñoz continua con su mala salud de hierro que ya tenía antes de entrar en prisión.

Incluso puede ser que su estancia carcelaria le haya servido para seguir una alimentación más “mediterránea” a base de verduras, pescado y carnes a la plancha, poca fritanga y nada de cañas, whisky y demás bebidas espirituosas con las que solía regar sus comidas cinco tenedores. A las alegaciones anteriores se han ido añadiendo peticiones y consideraciones. Unas más lógicas, como pudiera ser la demostración de arraigo que curiosamente solicitaron las hijas y no la novia. Y otras realmente chuscas si no fuera por lo que supone de burla a la ley. En este ultimo apartado podría figurar la última estrategia del penado que tendría que ver con las descalificaciones al juez Miguel Ángel Torres, instructor del caso de corrupción continuada en lo que durante años fue La Joya de la Corona. El magistrado que, por cierto, una vez realizado el proceso de instrucción, ha dejado Marbella para tomar posesión de su plaza en Granada.

La nueva táctica tiene que ver con las acusaciones que Julián Muñoz ha realizado contra Torres a través de una carta enviada al periodista de El Mundo, Antonio Rubio. En esa misiva, publicada en el diario el 28 de julio pasado, escribía lo siguiente: “Ante esta situación de chantaje, presión, coacciones, posible amenaza y sintiéndome torturado psicológicamente, y añadiendo a todo esto que la única posibilidad que tengo de salir en libertad es declarando lo que su Señoría quiere oír, manifiesto, digo y expongo: Vista la situación, no me queda más remedio que plegarme a las peticiones del juez y del fiscal como única salida (…) Por todo ello, voy a declarar todo lo que ellos quieran preguntar y oír, pero que conste que cuanto declare es rotundamente falso e incierto y repito, lo hago coaccionado y obligado por las circunstancias expuestas”.

Estas parrafadas, que nada tienen que ver con la forma de expresarse de gente normal y sí con la jerga habitual utilizada por los abogados defensores, es la consecuencia de una contestación que supuestamente le dio el juez a Julián Muñoz cuando éste le preguntó “¿Cuándo me vas a poner en libertad?” La respuesta –según el preso, hablando en el lenguaje carcelario, aunque no me imagino al juez en plan colegí, fue del tenor “Este marrón se lo tiene que comer alguien: o el señor Roca, el señor Olivo, la señora Pantoja o usted. Hable con sus asesores y ya me dirá”.

Ante este nuevo recordatorio de memoria, Julián Muñoz parece olvidar que cada vez que el juez ha hablado con él o con los otros detenidos hay un abogado delante. Por lo tanto ¿por qué no se hizo constar en el acta esta información, ya que automáticamente se habría declarado nulo el proceso? La posibilidad de un encuentro privado y solitario con el juez, aparte de ilegal, es prácticamente imposible, dado que hasta el ultimo estornudo del ex alcalde ha quedado puntualmente documentado por los muchos colegas de celda que se han paseado por las televisiones. Muchos se preguntan cuál será la siguiente estratagema del ¿novio? de Pantoja.

Un año después de su ingreso en prisión, Julián Muñoz ha visto cómo sus intentos por salir de la cárcel han sido rechazados una y otra vez. De nada sirvieron los escritos de libertad presentados por su abogado Javier Saavedra, basados principalmente en tres puntos. Uno, que llevaba cumplida parte de la condena y, por lo tanto, podía acogerse al tercer grado. Dos, que no había indicios que demostraran que tuviera intención de eludir la Justicia en el caso de salir bajo fianza. Y un tercer punto, avalado por un informe médico privado, que revelaba que existía riesgo por su vida acreditado por un problema cardiovascular irreversible. Como se ha visto con el paso del tiempo, Julián Muñoz continua con su mala salud de hierro que ya tenía antes de entrar en prisión.