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La depresión de Junior
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Paloma Barrientos

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La depresión de Junior

La voz de alarma la ha dado la revista Semana en un reportaje publicado ayer miércoles en el que explicaba en qué situación anímica y física

Foto: La depresión de Junior
La depresión de Junior

La voz de alarma la ha dado la revista Semana en un reportaje publicado ayer miércoles en el que explicaba en qué situación anímica y física se encontraba el que fuera uno de los grandes músicos de los años sesenta. Sólo hay que recordar aquellos años en los que Antonio Morales formó parte del grupo los ‘Pekenikes’, más tarde con los Brincos, y después triunfando como Junior con su inseparable Juan Pardo. Lo dejó todo por amor y se dedicó a cuidar a sus hijos Carmen, Antoñito y Shaila mientras Rocío Dúrcal arrasaba con las rancheras en México convirtiéndose en ‘La Señora’. “Alguien tenía que quedarse con los niños y decidimos que fuera yo. Nunca me he arrepentido porque fue mi mejor decisión”, me confesaba en conversaciones retrospectivas donde aseguraba no echar de menos los aplausos.

Cuando se hicieron mayores y ya no necesitaban la presencia constante de alguno de los dos, volvió a acompañarla organizando y supervisando las giras, los escenarios, las actuaciones… En los últimos años, la niña Shaila se convirtió en parte del grupo musical. Aprendió desde abajo haciéndole los coros a su madre. Aunque la cantante tenía sus agentes y manager en los que confiaba plenamente, para Rocío la presencia de Junior era muy importante.

Con el paso del tiempo la pareja se hizo indestructible afectivamente y, como decía él mismo, no podían vivir el uno sin el otro: “Eramos un tandem perfecto”. Si ya le costó procesar la larga enfermedad de Rocío, su desaparición le rompió el corazón. Durante este año y cuatro meses sin ella, Junior no ha conseguido reponerse. Poco a poco la situación se iba agravando hasta que, como publica la revista Semana, Antonio Morales decidió ingresar en la Clínica Quirón de Pozuelo de Alarcón (a veinte minutos de su casa de Torrelodones) donde el equipo médico encabezado por el doctor Martínez Fernández le ha tratado.

Mientras Carmen, la hija mayor negaba la mayor, es decir, que su padre hubiera permanecido internado en el centro hospitalario, el propio Junior me confirmaba lo contrario. Efectivamente había permanecido ingresado porque así lo habían decidido los médicos “y yo. Tengo una depresión de la que estoy saliendo poco a poco y de la que me están tratando”, me explicaba con voz resuelta para a continuación aclararme que “si te duele el estómago o te rompes un hueso acudes al especialista. En mi caso me duele el alma y por eso voy al psiquiatra para que me cure”.

Junior, que no quiere esconder nada “porque desde hace años la depresión está diagnosticada como una enfermedad”, me explica también que el tratamiento está dando resultado. “Voy poco a poco. Y efectivamente así es porque ahora ya coge el teléfono y cuenta lo que le ocurre.”, dice. Me vuelve a poner el ejemplo del paciente al que le operan de una apendicitis y no se le ocurre hacer el pino porque tiene recientes los puntos. “Pues a mí me pasa lo mismo. Sigo ahora un tratamiento que puedo seguir en casa. Me encuentro mucho mejor”.

Efectivamente el lunes Junior disfruto de una fiesta en casa de su hija Carmen. “Lo pase muy bien con la familia, los amigos...” me cuenta ahora que ya más recuperado. Y añade: “Estoy muy contento porque Shaila me ha dicho que ya tiene cerradas muchas galas para la temporada que viene. Además -me desvela- la veo feliz porque han decidido casarse en el 2008”. Hasta hace poco estas buenas noticias no le servían de nada a su maltrecho estado de ánimo. Ahora, en cambio, Antonio Morales, hombre entrañable y bueno, ha empezado a descubrir que es imprescindible para su familia y para toda la gente que siempre le hemos admirado.

La voz de alarma la ha dado la revista Semana en un reportaje publicado ayer miércoles en el que explicaba en qué situación anímica y física se encontraba el que fuera uno de los grandes músicos de los años sesenta. Sólo hay que recordar aquellos años en los que Antonio Morales formó parte del grupo los ‘Pekenikes’, más tarde con los Brincos, y después triunfando como Junior con su inseparable Juan Pardo. Lo dejó todo por amor y se dedicó a cuidar a sus hijos Carmen, Antoñito y Shaila mientras Rocío Dúrcal arrasaba con las rancheras en México convirtiéndose en ‘La Señora’. “Alguien tenía que quedarse con los niños y decidimos que fuera yo. Nunca me he arrepentido porque fue mi mejor decisión”, me confesaba en conversaciones retrospectivas donde aseguraba no echar de menos los aplausos.