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Carmen Cervera: “No voy a la boda y a la familia Cuesta no la quiero ver más”
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Paloma Barrientos

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Carmen Cervera: “No voy a la boda y a la familia Cuesta no la quiero ver más”

Hasta hace relativamente poco, Carmen Cervera mantenía las formas y prefería dar una respuesta estándar cuando le preguntaban sobre la relación con su hijo Borja o

Foto: Carmen Cervera: “No voy a la boda y a la familia Cuesta no la quiero ver más”
Carmen Cervera: “No voy a la boda y a la familia Cuesta no la quiero ver más”

Hasta hace relativamente poco, Carmen Cervera mantenía las formas y prefería dar una respuesta estándar cuando le preguntaban sobre la relación con su hijo Borja o los supuestos desencuentros con la quien muy pronto se convertirá en su nuera. A todo decía: “muy bien, estupendo…somos muy felices”. Tampoco opinó en su día sobre el reportaje publicado en la revista GQ (Ver ‘Un regalo envenenado para la baronesa Thyssen’) donde la joven Cuesta posaba en un reportaje atrevido con un atrezzo muy especial. Y mucho menos daba explicaciones al cuestionar la prensa la poca o nula relación de Borja con las nuevas hermanas. Es más, Carmen salió en defensa de su primogénito alegando que “Borja está encantado con las niñas y no es cierto que se haya enfadado por mi decisión de adoptar a las mellizas”.

Ese asunto lo zanjó afirmando que nunca existieron problemas por temas relacionados con herencias ni futuras. “Hay dinero para todos”, dijo atemperando situaciones que no eran idílicas ni cómodas para ella. Entre otras cosas, porque en aquel momento era casi inexistente la relación de madre e hijo.

Según me cuenta ella misma en una charla donde la noto muy dolida, me confirma que no acudirá a la boda de su hijo “porque no soy una hipócrita y no estoy de acuerdo en cómo han hecho las cosas”. Me explica que sigue sin entender la premura cuando llevan tiempo conviviendo y podían haber esperado a junio cuando ya hubiera nacido el bebé que espera Blanca y que hará papá al niño de sus ojos.

“Borja y yo nos entendíamos con la mirada y desde hace seis años y hasta hace unos días no he podido mantener una conversación a solas con él. Y esta última sólo ha sido de dos horas”, reconoce. La razón de esta falta de entendimiento que ha desembocado en este desencuentro tiene nombre y apellido: Blanca Cuesta. “A la familia Cuesta no la quiero volver a ver más. Claro que mi hijo es mayor de edad, pero en este caso lo importante era y es no soltar a la presa”, reconoce. La presa, claro está, es Borja, un joven de 27 años que conoció a Blanca al poco de acabar el bachillerato. Desde ese momento, el horizonte alternativo del muchacho al margen de la novia dejó de existir. Y de eso también se queja la dolida baronesa, igual que de la mala utilización del apellido Thyssen por parte del hijo apareciendo en reportajes exclusivos, enseñando tatuajes y músculos.

“¿Es normal que esta chica con la edad que tiene (35 años) no trabaje y que tampoco obligue a Borja a interesarse por algo que no sea el gimnasio, pasear o estar siempre de restaurantes? ¿Qué ha hecho por él durante estos seis años? ” se pregunta mientras me remite a una información aparecida en el programa televisivo TNT. En él se documentaba el enriquecimiento de Blanca gracias a los “regalos” de Borja en forma de casas o de constitución de empresas en la que ella figura en solitario o compartida con el novio.

Me asegura que su malestar nada tiene que ver con la inicial desigualdad económica. “No hablo de dinero, sino de sentimientos. Yo tuve una mala experiencia con Santoni. Me empeñé en casarme con él aunque ese matrimonio no fue legal y metí la pata. Las únicas fotografías mías que hay en top less y que pertenecían a mi intimidad las vendió él. Me presentó gente poco conveniente y al final quedó demostrado que cuando hay diferentes maneras de ser, de ver la vida, de educación, las historias no acaban bien. Insisto que esas diferencias no las marca el ser rico o no, sino otras cosas. Si Heini o mi madre estuvieran vivos, se habrían llevado un disgusto tremendo”, dice.

Todos estos datos han colmado la paciencia de la baronesa y, por eso, el 13 de octubre no ejercerá de madrina en el enlace de su único hijo biológico que no se celebrará en Villa Favorita, la mansión familiar de Lugano (Suiza); ni en San Feliu; sino en Segovia. “No estoy de acuerdo y por eso no voy a la boda. Esto no tiene nada que ver con el inmenso amor que tengo por Borja”, reconoce.

Hasta hace relativamente poco, Carmen Cervera mantenía las formas y prefería dar una respuesta estándar cuando le preguntaban sobre la relación con su hijo Borja o los supuestos desencuentros con la quien muy pronto se convertirá en su nuera. A todo decía: “muy bien, estupendo…somos muy felices”. Tampoco opinó en su día sobre el reportaje publicado en la revista GQ (Ver ‘Un regalo envenenado para la baronesa Thyssen’) donde la joven Cuesta posaba en un reportaje atrevido con un atrezzo muy especial. Y mucho menos daba explicaciones al cuestionar la prensa la poca o nula relación de Borja con las nuevas hermanas. Es más, Carmen salió en defensa de su primogénito alegando que “Borja está encantado con las niñas y no es cierto que se haya enfadado por mi decisión de adoptar a las mellizas”.