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Descubierta la 'Operación Bikini' de la princesa Letizia
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Paloma Barrientos

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Descubierta la 'Operación Bikini' de la princesa Letizia

El bikini de la Princesa Letizia -en primer lugar del ránking-, y la identidad del acompañante (de turno) de Eugenia Martínez de Irujo han sido

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Descubierta la 'Operación Bikini' de la princesa Letizia

El bikini de la Princesa Letizia -en primer lugar del ránking-, y la identidad del acompañante (de turno) de Eugenia Martínez de Irujo han sido este verano dos de los temas recurrentes que lo mismo se comentaban en la salas de bingo que -supongo- en los salones de Amalienborg, el palacio de los suegros de Mary Donaldson, la homóloga danesa de Doña Letizia. Y lo sospecho no porque tenga conexión con la realeza del Norte, sino porque al ser dos vidas relativamente paralelas (dixit Peñafiel), imagino que estarán al tanto de lo que hace o no hace la ‘prima’ española. Podría ocurrir al revés, pero creo que no es el caso.

Mientras los herederos noruegos, daneses y belgas posan tranquilamente con sus hijos en actividades familiares (cocinando galletas, enseñando a montar en bicicleta, volando cometas...) durante todo el curso escolar, aquí ese papel lo desempeñan las infantas con sus tribus respectivas. Tras las apariciones náuticas de este verano de la primogénita Leonor, que han servido para entrever que la heredera del heredero es una niña despierta y parece que simpática y sociable, se cierra el grifo de imágenes y posado domésticos. Por eso, lo que algunos ilustrados denominaron como ‘Operación Bikini’ continúa dando de qué hablar y, curiosamente, no sólo en los ambientes más frívolos, sino en algunos previos a reuniones empresariales de alto nivel.

Por un lado, porque la batalla del copyright del dos piezas de la princesa no ha terminado de aclararse. Unos aseguran que era diseño de La Perla, mientras otros apostaban por Gotex y un tercer grupo por Triumph. Como ya no se utiliza el reclamo de ‘proveedor de la Real Casa’, a cualquier firma le viene de miedo esta publicidad gratuita que tiene como foco de interés a los miembros de la Primera Familia. Por ejemplo, los vestiditos que ha lucido este verano la infantita se han vendido como rosquillas. De ahí el despliegue de ciertas empresas para que la ciudadanía identifique la marca con sus productos. Y el bikini principesco no iba a ser menos. Pero al ser las fotografías tan lejanas, ni los propios comerciales pueden determinar la procedencia textil.

Hasta aquí, la ‘Operación Bikini’ se centraría exclusivamente en asuntos publicitarios y de márketing. La otra vertiente tendría que ver con el cómo y el porqué de esas imágenes. Un debate que se alarga como los cipreses en tiempo, y casi espacio, y cuya clave la podría haber dado la propia princesa el día que la presidenta Esperanza Aguirre le hizo entrega a ella y a su marido de la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid. Tras el acto protocolario hubo un almuerzo en la sede regional que contó con la presencia de fuerzas vivas (Rajoy, Simancas, Gallardón, Maru Mendes) y periodistas de todos los medios. Como es habitual en estos encuentros, los príncipes son los que dan palique. En un momento dado la princesa comentó el tema del dos piezas explicando que esperaba que ya no hubiera necesidad de más fotos de ese tipo. Me hubiera gustado estar presente, pero por cuestiones ajenas a mi voluntad -doña Esperanza siempre invita- no pude compartir ese ‘momento bikini’ con doña Letizia.

Por lo que me dicen, lo que se desprendía precisamente de aquella conversación informal fue que se dieron facilidades para allanar el trabajo de los paparazzis. Es decir, que la aparición estelar de nuera y suegra real estaba más que planeada. Días después, en el encuentro post vacacional de María Jesús Puebla y las colecciones especiales de Lalique, me aportan nuevos datos. Primero, que es impensable que se haga un trabajo gráfico de esas características sin que lo sepa la seguridad de la Casa de su Majestad, compuesta por Guardia Real (para el perímetro de los palacios), Guardia Civil y resto de fuerzas de seguridad, además de agentes de paisano. Segundo, el Fortuna va escoltado por dos fragatas, varias lanchas con submarinistas y por aire con la vigilancia de un helicóptero siempre que van los reyes y el príncipe heredero. Cuando navegan las infantas el operativo es menor, pero no hay posibilidad de romper ninguno de los círculos de seguridad (en ocasiones hasta cinco) si no es por orden superior. El día de la ‘Operación Bikini’, los círculos concéntricos e infranqueables desaparecieron para que en el momento oportuno se pudiera inmortalizar a la mamá de Leonor y Sofía en una estampa habitual para el resto de los humanos incluyendo en este aparatado reyes, príncipes, emperadores, marajás y Sarkozys. Lo rarísimo y espectacular habría sido pillar a Doña Letizia vestida de esquimal o de bolo del Gran Prix.

Para ratificar esa facilidad, me apuntan que de no ser así, de tratarse de una negligencia, debería haber presentado su dimisión hasta el Tato, empezando por el Jefe del Cuarto Militar de la Casa de su Majestad, el Comisario Jefe del Servicio de Seguridad de la Casa de su Majestad, el Secretario General de la Casa de su Majestad... Porque como me asegura este informador, en la Casa Real no se permiten, ni admiten, ni se toleran (como es natural) los errores de seguridad. Por lo tanto, y como no hay razones para las dimisiones, el asunto queda definitivamente aclarado. Si además tomamos los comentarios de la princesa como un paso razonable para convertir en normalidad lo que parecía utopía, nos encontramos resuelto el enigma de la ‘Operación Bikini’. No quiero imaginar qué haría el director de cine Paul Greengrass con esta idea. Con menos fue capaz de realizar las dos películas de Bourne -Matt Damon-.

Los 'amigos' de la duquesa

Del otro tema, del colocar nombre y puntuar a los acompañantes/ amigos o conocidos que este verano han frecuentado a la duquesita de Montoro, en su calidad de mujer soltera y sin compromiso, la propia interesada resolvía la incógnita calificando a los tres de amigos de toda la vida. Una definición que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Acudió como animadora de la línea más joven de la firma Tous. Ella y los doscientos mejores amigos de Conchita Vilella, organizadora del acto. Con espíritu y talante renovado, cual si fuera el presidente Zapatero, Eugenia demostró que si en su vida pasada hubo tristezas por la ruptura con el joven Miró, el asunto estaba más que solucionado.

No hay mejor terapia -como ha hecho ella- que colocar en la vida soluciones habitacionales en forma de muchachos de buen ver. A saber: categoría hamaquero con cuerpo de atleta, variedad de clónico de Schuster en versión tritón o, por ultimo, ex pareja de hermana de guapa oficial. Estos tres perfiles perfectamente documentados gráficamente, han sido los acompañantes florero de la pequeña de la Casa Alba. Que nadie se pique. En determinadas circunstancias ser jarroncito de alabastro puede resultar gratificante. La tarde noche de la fiesta de los Tous se le comunicó a la interesada que por votación mayoritaria de las allí reunidas el que más gustaba era el muchacho de las tumbonas. Incluso se planteó la idea de que su madre, la gran duquesa, le nombrara ‘hamaquero oficial de la Casa de Alba’, como se hacía antes con los proveedores más singulares.

El bikini de la Princesa Letizia -en primer lugar del ránking-, y la identidad del acompañante (de turno) de Eugenia Martínez de Irujo han sido este verano dos de los temas recurrentes que lo mismo se comentaban en la salas de bingo que -supongo- en los salones de Amalienborg, el palacio de los suegros de Mary Donaldson, la homóloga danesa de Doña Letizia. Y lo sospecho no porque tenga conexión con la realeza del Norte, sino porque al ser dos vidas relativamente paralelas (dixit Peñafiel), imagino que estarán al tanto de lo que hace o no hace la ‘prima’ española. Podría ocurrir al revés, pero creo que no es el caso.