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Rocío Jurado bajo la pirámide de cristal
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Paloma Barrientos

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Rocío Jurado bajo la pirámide de cristal

Como si fuera la tumba de una faraona egipcia. Así ha quedado definitivamente el mausoleo de Rocío Jurado en el cementerio de San José de Chipiona.

Foto: Rocío Jurado bajo la pirámide de cristal
Rocío Jurado bajo la pirámide de cristal

Como si fuera la tumba de una faraona egipcia. Así ha quedado definitivamente el mausoleo de Rocío Jurado en el cementerio de San José de Chipiona. Se trata de una escultura de Luis Sanguino en bronce donde se la ve sentada en una silla con la misma estética -bata de cola, moño y peina- con la que aparecía en ‘Azabache’, el espectáculo que abría todas las noches la ‘Expo’ de Sevilla con el archifamoso Suspiros de España.

La Rocío de la tumba lleva en la mano derecha una medalla de su Virgen de la Regla y en la izquierda un clavel reventón. A la familia le habría gustado inaugurar el monumento el 1 de junio pasado, fecha del primer aniversario “sin Rocío”, como dicen sus seguidores, pero no pudo ser. Las elecciones municipales congelaron el presupuesto inicial de 132.000 euros. Fue el propio José Ortega Cano el que adelantó los primeros 18.000 euros para que la iniciativa se pusiera en marcha.

Salvo alguna disparidad de criterio entre los familiares directos que inicialmente no se ponían de acuerdo en cómo plasmar la esencia de la madre, esposa y hermana en este último homenaje, al final los bocetos de Sanguino convencieron a todos. Para rematar el mausoleo se decidió colocar una pirámide de cristal sobre la tumba de modo de estructura protectora y como fuente de energía cósmica. Tampoco hay que olvidar las razones estéticas de las que en su día dio buena cuenta el gran Antonio Burgos, definiendo el baldaquino que había hasta este momento como “entoldado de jardín de casita adosada”.

Según me explica Amador Mohedano, “para Rocío la pirámide tenía un valor importante. Decía que le daba suerte y le gustaba porque atraía las energías positivas. En todas sus actuaciones de una forma o de otra estaba presente. De ahí la idea de coronar la obra de esta manera”.

La ceremonia de inauguración contó con la presencia de todos los miembros de la saga. Allí estaba una recuperada Rocío Carrasco; los niños Gloria y José Fernando; la sobrina Rosario, que prepara su tercer disco para octubre, los hermanos Gloria y Amador; la cuñada Rosa… Salvo Ortega que tuvo que ingresar en el hospital por una arritmia. El día anterior el torero, que ya piensa seriamente en retirarse, estuvo limpiando y abrillantando la escultura y las emociones están aún a flor de piel.

Frente a la tumba, un atril de bronce y mármol con un libro abierto donde aparece el poema que le escribió su amigo, confidente y vecino Rafael Alberti. Una amistad que mantenían de muchos años atrás. Alberti le regalaba sus letras y ella nunca faltaba a sus homenajes. Cuando ya no salía de casa, era Rocío la que aparecía y le cantaba bajito fandangos, alegrías y el Amor marinero, su preferida. Ahora la familia ha querido que estas palabras que fueron de amor y sentimiento formen parte de la esencia eterna de ‘La Más Grande’.

                    Tú eres el sueño del alba,
                    la sábana de la aurora,
                    desnuda a la madrugada.
                    Canta, Rocío del mar,
                    Rocío primero de la mañana.
                    Ansias de los lentos barcos,
                    viento que llega y no pasa.
                    Canta, quédate en el sueño,
                    quédate para siempre y no te vayas...
                    Rocío del mar de Cádiz,
                    faro que nunca se apaga.
                    Canta siempre, amor Rocío...
                    Canta... Canta... Canta.... Canta...

Como si fuera la tumba de una faraona egipcia. Así ha quedado definitivamente el mausoleo de Rocío Jurado en el cementerio de San José de Chipiona. Se trata de una escultura de Luis Sanguino en bronce donde se la ve sentada en una silla con la misma estética -bata de cola, moño y peina- con la que aparecía en ‘Azabache’, el espectáculo que abría todas las noches la ‘Expo’ de Sevilla con el archifamoso Suspiros de España.