"¡Que te bese Castilla-La mancha!"

Hay frases que forman parte de la leyenda. Y no me refiero a las estrictamente intelectuales del tipo cogito, ergo sum (Pienso luego existo) que decía Descartes y que, aplicada a ciertos personajes aupados a la fama más básica, demostraría que son hologramas en vez de entes con ADN real, sino a otras.

Las máximas culturales se aplican con menor o mejor tino dependiendo del recogedor de palabras que las utilice, pero las más domésticas, la que han hecho historia y se repiten como un mantra quedan para siempre en la retina social. Por ejemplo, el grito desesperado de Lola Flores de “si me queréis, irse”, es junto “al déjame hablar a mí” de la princesa Letizia o al “no me arranques de la lengua” de la otra princesa, la de San Blas, frases recurrentes a la hora de aplicarlas al día a día más cotidiano.

Y si éstas fueron en su día “creativas” hay otra de nuevo cuño que reflejan el nivel de paciencia de una pareja cuando uno de los dos va a la suyo. Ana Rodríguez, ex señora del Presidente del Congreso, ha sido la inventora de esta expresión que resume el “hasta aquí hemos llegado”. El enunciado resulta magnifico: “¡Que te bese Castilla-La Mancha!” le  dijo al que hasta hace un mes era su marido cuando éste le pidió un beso de despedida.

Por una vez la tercera autoridad del Estado no se lo tomó al pie de la letra y se quedo compuesto y sin besos, mientras los castellano-manchegos desconocían que se habían convertido en oferta amatoria.