La duquesa de Alba se va a Escocia sin su novio

Para Cayetana, este ha sido uno de los mejores veranos de los últimos años. Aparte de recorrerse media geografía en plan Madrileños por el mundo, se encuentra en plena forma física y mental. Las relaciones filiales también funcionan a la perfección y los hijos -aparentemente- ya no están descontentos con la dedicación de Alfonso Díez a la madre querida. Ya lo ven como una cuestión de logística familiar. Si no existiera el funcionario, deberían ser ellos los que, por turnos, le habrían tenido que acompañar durante estos meses. Una situación que se da en la mayoría de las casas donde los padres ya son mayores.

 

El caso es que a Cayetana se la ha visto feliz paseando con Alfonso, bañándose con Alfonso, en la colchoneta comprada en los chinos con Alfonso, en el mercadillo de Las Dalias con Alfonso. Una frenética actividad lúdica que ya lo quisieran para ellos los responsables de campañas publicitarias de Barbie y Ken que, como la duquesa y su novio, descubren juntos el mundo.

 

Otro dato importante del verano es la salud inquebrantable de nuestra protagonista que, sumado al buen rollo que hay otra vez en la Casa de Alba, sirve para negar los rumores sobre una posible incapacitación. Un dato no sólo incierto, sino que no tendría razón de ser. Cayetana está en perfecto estado de revista y, de hecho, se marcha a Escocia con su hija y la secretaria Lola para disfrutar de unas semanas de ocio. Este viaje coincidiría con el desplazamiento de la tribu Preylser y colaterales para el posado anual que organiza  Porcelanosa  con el príncipe Carlos de Inglaterra. La azulejera de Castellón es una de las empresas que colabora espléndidamente con la fundación del heredero y éste se deja fotografiar en plan trueque: “Yo pongo la cara y vosotros los millones de euros”.

 

El plan de fin de verano no puede ser mejor para la duquesa, aunque esta vez falte el enamorado fiel que dicen que quiere también tomarse un año sabático. De ser cierto, Alfonso Díez debería pensárselo muy bien por aquello de la suma de las cotizaciones de los últimos años, que serán al final el baremo de su pensión. Y como la posibilidad de convertirse en tercer  duque de Alba no se contempla, un euro de más o de menos influiría en su cesta de la compra.

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