La boda íntima de Felipe González y Mar García Vaquero

Hasta ahora, Felipe González y Mar García Vaquero preferían mantener un perfil mediático bajo sin aparecer juntos en ningún acto público ni reunión social, donde la prensa estuviera acreditada. A pesar de los agoreros que aseguraban que la relación sería flor de un día, a día de hoy forman una pareja estable que comparte gustos, casa, aficiones y viajes.

Las imágenes difundidas de la pareja paseando por París, disfrutando de unas vacaciones en Santo Domingo, o de un fin de semana en Marrakech, compartidas con la familia de Mar, han ocupado las páginas de las revistas del colorín, pero también han servido para ilustrar informaciones relativas al ex presidente en diarios nacionales. En ocasiones, nada favorables ni a uno ni a otro. Mientras que las críticas hacia él las asumía con relativa tranquilidad por aquello de ser inherentes a su persona, los comentarios malintencionados hacia su novia no los soportaba. Por eso, cuanto menos presencia pública tuvieran mejor que mejor.

Así ha sido hasta que hace unos días Felipe González dio prioridad absoluta a Mar en la presentación de ¿Aún podemos entendernos?(Planeta), el libro que ha escrito con Miquel Roca y que se presentó en el hotel Palace. La novia del socialista acudió con su hermana Begoña y con su cuñado, el empresario Pedro Trapote.

Mientras éstos se mantuvieron en un segundo plano, la silla de Mar (reservada con su nombre) se encontraba en la primera fila y en el campo visual y más directo de su novio. Para muchos, fue una forma elegante de presentar oficialmente a la mujer que comparte su vida desde hace varios años y con la que quiere cambiar de estado civil.

A pesar de los enredadores que consideran que negando la evidencia se ganan a Carmen Romero, contraer matrimonio forma parte del horizonte cercano de Mar y Felipe. Dentro de unas semanas, González y su ex mujer coincidirán en el juzgado para ratificar su ruptura legal. El ex presidente y la ex diputada se separaron legalmente y, después, iniciaron el proceso de divorcio, cuya sentencia será rápida dado que no hay cuestiones filiales que resolver.

Los hijos son mayores de edad, independientes económicamente y con una vida familia propia. Y Carmen Romero no tiene intención de incordiar más allá de resolver cuestiones crematísticas. Lo único que les quedaría por liquidar serían temas económicos relacionados con algunas sociedades conjuntas, que se deben finiquitar, y donde precisamente Romero no estaría muy de acuerdo en fondo y forma.

Aunque la ex pareja se casó en gananciales, muchos años después cambiaron este régimen por el de separación de bienes, con lo cual los flecos que pudieran quedar no alterarían en ningún caso la futura sentencia de divorcio. Según ha podido saber Vanitatis, la idea que tienen  Felipe González y Mar García Vaquero sería la de celebrar una ceremonia lo más  discreta posible con los familiares directos y los amigos íntimos. El lugar que reuniría las condiciones perfectas para que la repercusión fuera mínima sería la casa de campo del matrimonio Trapote -Begoña y Pedro- en Aranjuez.

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