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Felipe y Letizia utilizan nombres ficticios para viajar
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Paloma Barrientos

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Felipe y Letizia utilizan nombres ficticios para viajar

El pasado 16 de abril, los príncipes de Asturias, acompañados de las infantas Leonor y Sofía, la abuela Rocasolano y los escoltas, viajaban en un vuelo

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Felipe y Letizia utilizan nombres ficticios para viajar

El pasado 16 de abril, los príncipes de Asturias, acompañados de las infantas Leonor y Sofía, la abuela Rocasolano y los escoltas, viajaban en un vuelo regular con destino a Roma. Una información que en un principio negó  el palacio de la Zarzuela, pero que, ante la evidencia, tuvieron que aclarar. Al tratarse de un desplazamiento privado, no facilitaban más información, entre otras cosas, porque tampoco la tenían.

La información, que en su día publicó Vanitatis, rompió con el ya tradicional secretismo que acompaña la vida ‘no pública’ -que no privada, al depender  su economía de los Presupuestos Generales- del heredero y, a pesar de la logística de agentes secretos, se supo de su periplo vacacional.

Se les perdió la pista en la capital romana, donde se suponía que habían partido rumbo a Grecia, para desde ahí embarcarse en el barco de un amigo poderoso, rico e influyente. Tres características comunes a las amistades habituales del futuro rey. La excepción  a esta regla son los amigos de la Academia de Zaragoza, que se mueven en el mundo de la clase media, al que en su día perteneció la nuera real.

La novedad ahora es que  por fin se ha sabido cuál fue el periplo previo a la Semana Santa de los Borbón/Ortiz/ Rocasolano. Una vez aterrizaron en Fiumicino, con varios coches a pie de pista esperándoles, no se desplazaron a la embajada como habría sido lo normal. Se quedaron en el aeropuerto, exactamente en la sala de autoridades, para realizar el transfer con destino Amán (Jordania), donde el  rey Abdalla, Rania y sus cuatro hijos ejercieron de anfitriones. El hijo pequeño Hashem tiene la misma edad que la infanta Leonor y las hijas gemelas de Alia, cuñada de los soberanos jordanos, han compartido ocio con los Marichalar, Urdangarín y, en menor medida, con las niñas Borbón-Ortiz.

La última vez que estuvieron todos juntos fue en abril días, antes del ‘viaje fantasma’ a Jordania. A pesar del empeño de los príncipes de Asturias por pasar desapercibidos, no lo consiguieron. Es difícil pasearse por un aeropuerto con servicio de seguridad, chaquetas rojas pululando e infantitas saltando. Lo curioso del caso es que los billetes estaban reservados con nombres ficticios. El heredero y su consorte eran los señores Bob, que es el nombre de guerra que utiliza el matrimonio para volverse invisibles.

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