Es noticia
Menú
Ana Botella ya no es la sombra de Aznar
  1. Celebrities
  2. En Vena
Paloma Barrientos

En Vena

Por

Ana Botella ya no es la sombra de Aznar

Por esas carambolas del destino político, Ana Botella se ha convertido en la alcaldesa de Madrid. Un cargo que ya intuía este verano cuando acudió a

Foto: Ana Botella ya no es la sombra de Aznar
Ana Botella ya no es la sombra de Aznar

Por esas carambolas del destino político, Ana Botella se ha convertido en la alcaldesa de Madrid. Un cargo que ya intuía este verano cuando acudió a la fiesta organizada por Yo Dona. Ella y Kate Winslet fueron las estrellas de la velada. La actriz, por su extrema antipatía; la concejala, porque ya empezaba el baile de los moscones a su alrededor.

Es llamativo cuando determinados elementos intuyen el poder el círculo concéntrico que montan junto al protagonista que supuestamente va a escalar peldaños en el olimpo del mando. A diferencia de otros políticos, no negó lo que iba a ser obvio si el PP ganaba las elecciones y argumentó que si el futuro pasaba por la alcaldía sería estupendo. "Me presenté en una lista y esa posibilidad existe”. Cauta, pero realista.

Ese día, Ana Botella, que tiene defectos públicos y sonadas meteduras de pata, dejó claro que su línea argumental está muy alejada del peloteo. En su época de presidenta consorte, abrió las puertas de su casa de Moncloa a la prensa social que hasta ese momento no se la recibía en los centros de poder. Había mudado su casa del parque del conde Orgaz a la zona privada de Moncloa, pero siguió manteniendo los mismos sofás de color guinda, las cortinas, la mesa baja, la estanterías con fotos, las alfombras, algunas de ellas compradas en Marrakech...

Su razonamiento era que, como sus hijos ya iban a tener cambios radicales, lo mejor era no alterar el envoltorio doméstico. A los postres de los encuentros con los medios de crónica social siempre aparecía Aznar que, después de saludar y tomar café, se iba a su cuarto.  “Ana es la anfitriona y yo no pinto nada”, solía decir, después de preguntar por sus hijos que hacían los deberes en sus dominios.

Ana Botella ha sido siempre la controladora familiar y el bastón de mando.“José (con acento en la o) nunca se ha metido en estas cuestiones y me ha dejado hacer”. A la alcaldesa, el poder familiar le viene de siempre. Al ser la mayor de diez hermanos, tuvo que ejercerlo en muchas ocasiones: por iniciativa propia o por indicación materna porque el padre, ingeniero industrial, dejaba en manos femeninas la organización doméstica.

Estudió en el colegio de la Irlandesas de la calle Velázquez, donde las Botella eran una institución, más que nada, porque estaban en todas partes. La futura alcaldesa controlaba el equipo de baloncesto. Según ha contado ella misma, tuvo una infancia y adolescencia feliz, su paso por la facultad de Derecho fue lineal, igual que el noviazgo y la boda con José, al que califica de ser “la persona viva a la que más admiro”. Una trayectoria de chica bien sin altibajos, desenfrenos y aparentemente a la sombra de su marido, aunque, mientras Aznar opositaba, la “que trabajaba y llevaba el dinero a casa era yo”, ha explicado en muchas ocasiones sin darle mayor trascendencia.

El caso es que Botella ha sido durante muchos años la sombra pública de su marido, incluso cuando ella decidió dedicarse a la política activa. Ahora, ya como alcaldesa de Madrid, Aznar queda desdibujado. La vida de Ana Botella en lo esencial cambiará muy poco. Quizá disminuirán los viajes a Londres para estar con los nietos, unos desplazamientos que solían comenzar el viernes y terminar el domingo. Botella asegura que está contenta con su vida.

Le disgusta que la mimeticen con Sarah Palin y hace tiempo que superó que la sacaran en traje de baño en sus veranos de Oropesa o en la costa italiana. “Soy una señora y no una modelo”, decía. Aunque es una mujer positiva, sigue en su recuerdo el ruido que escuchó desde su casa cuando ETA quiso asesinar a su marido o las horas de desesperación, hasta que contactó con su hijo Jose María, que trabajaba en Nueva York cuando el atentado a las Torres Gemelas. Ahora, tendrá que lidiar también con las críticas a sus decisiones políticas.

Por esas carambolas del destino político, Ana Botella se ha convertido en la alcaldesa de Madrid. Un cargo que ya intuía este verano cuando acudió a la fiesta organizada por Yo Dona. Ella y Kate Winslet fueron las estrellas de la velada. La actriz, por su extrema antipatía; la concejala, porque ya empezaba el baile de los moscones a su alrededor.

José María Aznar Botella