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Mi último viaje con Paco Valladares
Me entero de tu muerte por el canal internacional y me impresiona porque siempre conseguías salir victorioso de todas las batallas que tenían que ver con
Me entero de tu muerte por el canal internacional y me impresiona porque siempre conseguías salir victorioso de todas las batallas que tenían que ver con tu salud.
De las laborales también porque mantenías ese punto de optimismo que cuando un proyecto no salía o se acababa antes de tiempo asegurabas públicamente que se trataba de razones cósmicas.
Ya en la intimidad te acordabas de toda la familia, del elemento que no había cumplido su promesa o que te había ninguneado salvando siempre a las madres, porque decías que "las pobres no tienen la culpa de que sus hijos sean unos cabrones".
Querido Paco como he disfrutado contigo de esas charlas divertidas en la cafetería de Telecinco en la época Campos, que así llamábamos a aquellos años en que compartimos directos con María Teresa como jefa de la tribu.
Eras irónico, ácido, tierno, generoso, burlón, mordaz, noble y muchos más calificativos que ejercitabas dependiendo de con quién te encontraras en tu camino.
No soportabas al traidor ni al pelota y en una ocasión te pusiste como una pantera con un personaje que criticó en tu presencia a una amiga poderosa cuando minutos antes le había hecho la ola. Y que conste en acta que a ti nunca te regalaron nada y no necesitaste bailar el agua a nadie.
Recuerdo nuestro último viaje juntos en el AVE camino de Barcelona, hace un par de meses. Me contabas que estabas feliz porque te habían descubierto como recitador para animar congresos médicos. "Entre ponencia y ponencia salgo yo y les digo algo de Neruda, de Benedetti... Es comodísimo y además me pagan estupendamente".
Ese día quedamos para que te volviera a entrevistar en el programa de medianoche de Mavi Aldana en Radio Nacional. Como eras nocturno después, nos íbamos a tomar algo y a ponernos al día de nuestras historias profesionales y personales. Siempre me preguntabas por este orden. Primero por mis hijos porque sabías que son lo más importante de mi vida, después el trabajo y los amigos, y por último los amores.
No dabas consejos, solo matices. "Es que en esta vida no es blanco o negro. Palomita hay matices, no te olvides nunca de los matices". Y en esas estoy querido Paco intentando recordarte con tus matices y pensando que estarás jugando a la ruleta en algún lugar del universo al número 11 y al 17, que como me dice nuestra amiga Maika Pérez de Cobas eran tus preferidos. Te voy a echar mucho de menos.
Me entero de tu muerte por el canal internacional y me impresiona porque siempre conseguías salir victorioso de todas las batallas que tenían que ver con tu salud.