La infanta Cristina quiere vivir en Madrid

Cuando el rey aconsejó a su yerno que pusiera mar de por medio, aún se desconocía públicamente el alcance de sus desmanes. Por lo tanto, ese cambio de residencia se presentó como el de cualquier matrimonio que tiene que abandonar su país porque a uno de ellos se le promociona profesionalmente.

En aquel momento la historia resulto creíble. Incluso que el señor Alierta, presidente de Telefónica, hubiera elegido entre los muchos trabajadores de alto nivel de su empresa que fuera Iñaki Urdangarin el que tomara las riendas de la presidencia de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica Latinoamérica y Estados Unidos, con un sueldo anual de un millón de euros.

En condiciones normales, el currículum académico y profesional del exjugador de balonmano hubiera servido para un puesto medio tirando a bajo y seguramente liquidado en cualquier reorganización laboral de la empresa. Pero el ser duque de Palma daba para mucho y entre esos beneficios estaba el poder instalarse en Washington con la infanta y sus hijos.

Parece que en aquel momento nadie de la Primera Familia, colaboradores y asesores, pudo imaginar que Iñaki Urdangarin pasaría de yerno ideal a imputado por el caso Noós, además de poseer supuestas cuentas en Suiza y en diversos paraísos fiscales para evadir impuestos, como ha revelado el diario El Mundo.

Una vez instalados, las imágenes que llegaban a España era la de una familia de alto nivel, feliz y encantada de su exilio dorado y muy alejada de lo que se espera del trabajo solidario y de representación de una infanta de España. Sin olvidar que tanto la seguridad de ella como la de sus hijos se financia con presupuestos públicos. 

Si durante unos años ese cambio de domicilio resultaba agradable, ahora la situación es muy diferente porque la soledad familiar pesa y sobre todo el aislamiento al que se ha visto sometida la pareja por decisión paterna. El mensaje fue claro y preciso: “Cuanto menos se le vea por España mejor que mejor”. Entre otras cosas porque ahora ya no es posible neutralizar a los paparazzi y no está la situación para ver otra huida a la carrera del duque.

Ahora la disyuntiva es que la infanta quiere volver a España para estar arropada por los amigos y sobre todo por su hermana, que es la única que mantiene buena relación con todos los miembros de la familia Borbón y además ejerce de hilo conductor entre el rey, el príncipe y la hermana exiliada.

Hace unos días, la infanta Cristina estuvo en Barcelona supervisando el trabajo de varios operarios que se supone estaban dando un lavado de cara a la mansión de Pedrales para su posible alquiler. Lo que podría indicar que la vuelta de los Urdangarin/Borbón esté más cerca de lo que parece, y de ahí la nueva remodelación.

Aunque hay una tercera posibilidad que cada vez toma mas cuerpo. Ésta sería el regreso a España, pero no para instalarse en Barcelona sino en Madrid, más cerca de los Reyes. El tiempo lo dirá.