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Los príncipes se dejaron fotografiar en la boda en Roma de Telma Ortiz y Jaime del Burgo
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Paloma Barrientos

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Los príncipes se dejaron fotografiar en la boda en Roma de Telma Ortiz y Jaime del Burgo

La ‘segunda’ boda de Telma Ortiz y Jaime del Burgo celebrada en el impresionante hotel romano La Posta Vecchia, a razón de 10.000 euros el día,

Foto: Los príncipes se dejaron fotografiar en la boda en Roma de Telma Ortiz y Jaime del Burgo
Los príncipes se dejaron fotografiar en la boda en Roma de Telma Ortiz y Jaime del Burgo

La ‘segunda’ boda de Telma Ortiz y Jaime del Burgo celebrada en el impresionante hotel romano La Posta Vecchia, a razón de 10.000 euros el día, podía haber sido una celebración íntima y privada que no tendría mayor trascendencia si no fuera porque los invitados estrellas eran los príncipes de Asturias y sus hijas. Y no hay que perder de vista que la infanta Leonor, si no hay cambios estructurales en la Constitución ni embarazo de varón, será proclamada heredera cuando su padre sea rey. 

Por lo tanto, en todo lo que le atañe a esta rama familiar, por mucho que le pese a Jaime del Burgo, marido de la ínclita Telma, que puso el grito en el cielo cuando vio estas fotografías en el kiosco rosa, existe un interés general por esas imágenes que han sido reproducidas en todas las revistas del ramo así como en periódicos nacionales. En esos diarios van incluidos todos aquellos a los que el actual señor Ortiz envía, día sí y día también, cartas editoriales en plan azote inquisidor sin valorar que su recién estrenada pareja utilizó, por activa y pasiva, su consanguineidad real. Además, permitió que se presentara una imagen de cooperante tipo la protagonista de ‘El jardinero fiel’ siendo su labor exclusivamente técnica. Muy loable pero nada que ver con los integrantes de ONGS que están en primera línea de peligro.

Mientras Telma continúa una guerra unilateral con los medios donde ahora también ha involucrado a un marido que parece desconocer su coqueteo anterior con los excompañeros de su hermana Letizia, los príncipes de Asturias ‘posaban’ para los fotógrafos que se instalaron en el recinto exterior del famoso hotel. Hubo unos paparazzis que sí prefirieron hacer su trabajo desde la lejanía. En cambio,otros dispusieron sus objetivos casi a pie de pista con la consiguiente permisividad de la seguridad del heredero y su familia.

Como aseguró Antonio Montero en ‘El programa de Ana Rosa’, hubo consentimiento porque en el caso de no haberlo no solo se hubiera requisado el material, como en otras ocasiones, sino que se habría ejercido una prepotencia como la vivida por el propio periodista hace unos años. “Cual no sería mi sorpresa cuando vi que una par de compañeros estaban acompañados por la seguridad de la Casa Real. Ellos sentados en el exterior y a su lado los escoltas”.

Teniendo en cuenta que cada vez que la princesa Letizia organiza lo que denomina sus vacaciones privadas (las de  Marivent las considera ‘de trabajo’) con una estrategia digna del CNI, llaman la atención esos arrumacos a su marido sabiendo que la estaban fotografiando.

El operativo estaba muy claro y el mensaje que había que trasmitir era “dejarles trabajar porque van a fotografiar lo que a nosotros nos interesa”. Y lo que interesa en estos tiempos convulsos para las familias Borbón y Ortiz es ofertar al pueblo soberano las imagen de una familia unida, con unos padres divorciados que se llevan muy bien, y una segunda esposa que pinta poco pero que nunca ha querido protagonismo y que es la discreción personificada. Ejemplar y muy diferente de ‘los otros’, con unos reyes que no se hablan, unas hermanas infantas que se tratan lo justo con el resto y unos cuñados que lo mejor es que se refugiaran en Alaska. Ante ese panorama, dejar que los fotógrafos capten imágenes de unidad matrimonial resulta más que positivo.

Y por eso, que la seguridad del heredero permitiera trabajar con soltura a los paparazzis y a las agencias tiene una explicación muy lógica que se añade al cambio de estrategia del gabinete de comunicación de Zarzuela : “O mostramos la cara amable del heredero o se queda sin herencia”. Ahora lo único que falta es que se lo expliquen al marido de Telma Ortiz para que deje de amagar con demandas cósmicas. El muchacho lo hace con toda su buena voluntad pero su arrogancia no es buena para el ‘cuñado’ Felipe.

La ‘segunda’ boda de Telma Ortiz y Jaime del Burgo celebrada en el impresionante hotel romano La Posta Vecchia, a razón de 10.000 euros el día, podía haber sido una celebración íntima y privada que no tendría mayor trascendencia si no fuera porque los invitados estrellas eran los príncipes de Asturias y sus hijas. Y no hay que perder de vista que la infanta Leonor, si no hay cambios estructurales en la Constitución ni embarazo de varón, será proclamada heredera cuando su padre sea rey. 

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