Los duques de Palma tendrán asesores de imagen

El duque de Palma ha pasado de mantener un perfil bajo en Washington a ser noticia cada día. Con imputación por malversación de caudales públicos,  falsedad documental, prevaricación y fraude a la Administración se añaden nuevas informaciones que dejan estupefacta a la ciudadanía, que no llega a entender cómo nadie desde Zarzuela tuvo un control más directo sobre los supuestos desmanes cometidos por el yerno real.

Una de las últimas noticias publicadas por El País aseguraba que el duque no solo utilizaba el Instituto Nóos para desviar presuntamente fondos públicos hacia sus empresas privadas, sino que también aprovecharon su cargo para hacerse con 400.000 euros en metálico. Es llamativo que el CNI, que se encargó en su día de investigar a una señorita rusa espectacular que rondaba a Urdangarin por si pertenecía al servicio secreto, no se les pidiera informes sobre los movimientos cuanto menos peligrosos del marido de la infanta Cristina.

 

Su regreso a España no ha hecho más que añadir leña a un fuego que cada vez tiene menos pinta de extinguirse. La familia se ha instalado en el palacete de Pedralbes al que ya se ha rebautizado como Xanadú, la mansión de Ciudadano Kane, y cuya compra fue el inicio del desconcierto mediático por aquello de su elevadísimo precio.

 

Más tarde se supo, como contó El Mundo, que reformó parte de la mansión con dinero público desviado a la empresa Aizoon. Según el informe del diario, la Policía Judicial había determinado que “el duque de Palma invirtió al menos 80.000 euros procedentes de las administraciones públicas balear y valenciana en los cerramientos, aluminios, cristales, puertas y suelos de la vivienda”.

 

Con todos estos datos, que forman parte del sumario que instruye el juez Castro y que está a punto de finalizar, se une la nueva estrategia mediática de Urdangarin y se supone que también de la infanta de contar con asesores de imagen para dar un cambio a su perfil, hoy por hoy bastante deteriorado.

 

Es un sistema que lo utilizan habitualmente políticos, empresarios y hasta personajes del colorín como María José Campanario o Borja Thyssen y Blanca Cuesta para cambiar el rumbo de la opinión pública.

 

En estos momentos, el perfil del exjugador del Barcelona está muy deteriorado con el consiguiente desgaste para la institución que preside su suegro. Hasta ahora los movimientos de reciclaje no han dado resultado sino todo lo contrario.

 

Ver salir del palacete a la infanta y a su marido conduciendo  un coche de hace quince años que habitualmente utilizaba el servicio, seguido de los escoltas en otro automóvil de gama alta resulta más que chocante ridículo. Y lo mismo con respecto a la vestimenta de la hija real que durante dos días seguidos se vistió con la misma ropa. Habrá que esperar nuevos movimientos para entender la nueva estrategia de los Urdangarin.