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Las editoriales tientan a Jaime de Marichalar
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Paloma Barrientos

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Las editoriales tientan a Jaime de Marichalar

Marichalar ha cambiado. Ya no se esconde en cualquier tienda de lujo de la Milla de Oro cuando ve a algún fotógrafo cerca. Saluda y sigue

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Las editoriales tientan a Jaime de Marichalar

Marichalar ha cambiado. Ya no se esconde en cualquier tienda de lujo de la Milla de Oro cuando ve a algún fotógrafo cerca. Saluda y sigue su camino. Tampoco tuerce el gesto ni obliga a su seguridad a que impida el trabajo de la malvada prensa, como hacía cuando era duque de Lugo ejerciente. Su carácter era agrio y hasta déspota utilizando la prepotencia que después hemos visto en Urdangarin al destaparse el ‘caso Nóos’.

Por cierto, y para evitar malentendidos, Marichalar se ha encargado de difundir que a sus protectores los paga él de su bolsillo y sólo cuando le acompañan sus hijos tiene escolta oficial. Al fin y al cabo Froilán y Victoria son nietos reales, aunque su padre haya dejado de ser excelentísimo. Urdangarin sigue manteniendo el tratamiento a pesar de ser duque imputado.

El que fuera el yerno poco agraciado y desabrido del Jefe del Estado ha demostrado ser un tipo honesto, noble y cabal. Le han ofrecido participar en reportajes variados y le han solicitado entrevistas en medios variopintos. Hasta ahora ha dicho siempre que no y se ha mantenido al margen de los comentarios que ponen a caldo a su excuñado. Y en muchas de las reuniones privadas a las que acude es el pan de cada día. Su exfamilia no se portó bien y él podía haber respondido de igual manera que David Rocasolano con su Adiós princesa. De hecho, ha tenido y tiene ofertas para escribir, ya sea de su vida como duque consorte o de lo que sea. La temática es lo de menos. Si quiere de caza, de caza; si le gusta la horticultura, pues de coles y pepinos. Una portada con la imagen del exyerno es materia vendible.

A través de un intermediario le ha llegado (o está a punto de recibir) la última oferta. Sólo tendría que verbalizar sus pensamientos. Un corrector de estilo, que así llama en las editoriales a los periodistas que escriben los libros de algunos famosos, sería el encargado de dar forma y sintaxis a las palabras de Jaime.

Por ahora se mantiene en su equilibrio emocional. El contacto con la familia materna de sus hijos es exiguo. Se ha convertido en el soltero de oro y las mujeres que antes ni le miraban la solapa, ahora le pretenden. Marichalar pasó de ser el hombre envuelto en pasminas y pulseras al caballero más feliz del reino. ¿Por qué será? ¿Se habrá enamorado?

Marichalar ha cambiado. Ya no se esconde en cualquier tienda de lujo de la Milla de Oro cuando ve a algún fotógrafo cerca. Saluda y sigue su camino. Tampoco tuerce el gesto ni obliga a su seguridad a que impida el trabajo de la malvada prensa, como hacía cuando era duque de Lugo ejerciente. Su carácter era agrio y hasta déspota utilizando la prepotencia que después hemos visto en Urdangarin al destaparse el ‘caso Nóos’.