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Vuelve la polémica con el Fortuna del Rey
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Paloma Barrientos

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Vuelve la polémica con el Fortuna del Rey

“Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”. Los empresarios que en su día le regalaron al Rey el Fortuna no se aplican el

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Vuelve la polémica con el Fortuna del Rey

“Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”. Los empresarios que en su día le regalaron al Rey el Fortuna no se aplican el refrán y ahora pretenden que Patrimonio Nacional se lo devuelva. Este organismo público ha sido el que se ha encargado del mantenimiento del barco real durante los años en los que la Primera Familia lo utilizaba para su uso y disfrute y también como elemento representativo cada vez que un personaje de primer orden acudía a Palma. Por el anterior Fortuna desfilaron los príncipes de Gales y sus hijos y la imagen de lady Di en el puesto de mando recorrió el mundo. Eran otros tiempos y el símbolo del verano era el Jefe del Estado como representación de familia estructurada y vendible. Y la prensa así lo veía y lo ofrecía.

Como el barco se estropeaba cada dos por tres, y ese perfil no era bueno, los empresarios de Baleares decidieron en el 2000 hacer una cuestación entre todos ellos para regalarle un Fortuna nuevo al Rey. A partir de ese momento se abrió un melón difícil de cerrar.  Debates encendidos cuyas preguntas se convirtieron en temas para editoriales y reportajes en prensa nacional e internacional. ¿Por qué el regalo? ¿A cambio de qué? ¿Cuáles eran los favores regios? ¿Era una decisión unitaria o existía  disconformidad en la intimidad de las reuniones?

Hasta se hacían comparaciones con la ‘cesión’ del Pazo de Meirás a los Franco, que nunca fue una cuestación libre y popular, sino todo lo contrario. Algunos empresarios de baleares salieron al paso y zanjaron el tema diciendo que con su dinero hacían lo que les daba la gana. Y efectivamente así era, aunque 18 millones de euros eran muchos millones. Ahora han vuelto a dar el golpe en la mesa y han pedido que les devuelvan el regalo porque se trataba de un obsequio “finalista”. Es decir, con un fin, y ahí radica otra vez el problema. Si durante todo este tiempo el mantenimiento absoluto del Fortuna ha sido a costa del Estado, éste debería ser por justicia el encargado de decidir qué se hace con él. Y hay varias propuestas en las redes sociales. Una de ellas, venderlo y con ese dinero solucionar muchos de los dramas que viven las familias españolas.  

“Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita”. Los empresarios que en su día le regalaron al Rey el Fortuna no se aplican el refrán y ahora pretenden que Patrimonio Nacional se lo devuelva. Este organismo público ha sido el que se ha encargado del mantenimiento del barco real durante los años en los que la Primera Familia lo utilizaba para su uso y disfrute y también como elemento representativo cada vez que un personaje de primer orden acudía a Palma. Por el anterior Fortuna desfilaron los príncipes de Gales y sus hijos y la imagen de lady Di en el puesto de mando recorrió el mundo. Eran otros tiempos y el símbolo del verano era el Jefe del Estado como representación de familia estructurada y vendible. Y la prensa así lo veía y lo ofrecía.