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Isabel Pantoja, mediadora de conflictos
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Paloma Barrientos

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Isabel Pantoja, mediadora de conflictos

La carta astral de Isabel Pantoja debe ser tan complicada como el laberinto que encerraba al Minotauro en Creta. No hay día en su vida en

Foto: La tonadillera, en una imagen de archivo (I.C.)
La tonadillera, en una imagen de archivo (I.C.)

La carta astral de Isabel Pantoja debe ser tan complicada como el laberinto que encerraba al Minotauro en Creta. No hay día en su vida en que no se presente un hecho que suponga una alteración, ya sea un acontecimiento feliz o todo lo contrario. Por ejemplo, el nacimiento de su querido nieto Francisco en noviembre pasado fue una de las grandes alegrías, que llegó después de meses de muchas lágrimas. Para ella fue una tragedia la sentencia que recibió –por cierto sin torcer un músculo– y antes que esto el hecho de compartir el banquillo de los acusados junto al conspirador en que se convirtió Julián Muñoz. Cachuli había sido el hombre de su vida, después de Paquirri, según ella misma declaró.

Cuando parecía que su vida se volvía a recolocar y veía encantada cómo su hijo formaba una pareja feliz con Jessica y con el bebé recién nacido, todo se desbarató. Lo que eran momentos de alegría se han convertido en noches de lágrimas. Otra vez pleitos en su familia y lo que es peor con el nieto de por medio. Hay quien dice que la folclórica está sufriendo lo mismo que el abuelo paterno cuando ella decidió que nunca más vería a Kiko, antes Paquirrín. El caso es que, cosas del destino o no, Pantoja quiere resolver como sea el cortocircuito familiar. Ha mantenido conversaciones con la que fuera su nuera para mediar en un conflicto en el que quien más tiene que perder es el bebe. Ser mediadora en conflictos no se le da del todo bien. Pero ahora sí está dispuesta a levantar puentes. Otra cosa es que Jessica lo quiera cruzar.

La carta astral de Isabel Pantoja debe ser tan complicada como el laberinto que encerraba al Minotauro en Creta. No hay día en su vida en que no se presente un hecho que suponga una alteración, ya sea un acontecimiento feliz o todo lo contrario. Por ejemplo, el nacimiento de su querido nieto Francisco en noviembre pasado fue una de las grandes alegrías, que llegó después de meses de muchas lágrimas. Para ella fue una tragedia la sentencia que recibió –por cierto sin torcer un músculo– y antes que esto el hecho de compartir el banquillo de los acusados junto al conspirador en que se convirtió Julián Muñoz. Cachuli había sido el hombre de su vida, después de Paquirri, según ella misma declaró.

Isabel Pantoja Julián Muñoz
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