Iñaki Urdangarin, de profesión sus bodas, bautizos y comuniones

En el verano de 2012 Iñaki Urdangarin emitió un comunicado en el que manifestaba su decisión de solicitar una “excedencia temporal” de Telefónica. La empresa que dirige César Alierta había contratado al yerno real como delegado en Estados Unidos cuando ya la sombra de sus tropelías aparecían en el horizonte. El caso Noos aún no tenía nombre, pero sí se rumoreaba la vinculación del duque con el caso ‘Palma Arena’, donde al principal protagonista, Jaume Matas, fue condenado por corrupción.

Nunca se supo muy bien cuáles eran sus responsabilidades como alto directivo de Telefónica, cuántas horas laborales dedicaba a la empresa que le pagaba 5 millones de euros anuales más un millón y medio como retribuciones en especie. Pero eso daba igual; al menos hasta que fue imputado por el juez Castro. Hubo una renovación de contrato hasta julio del 2013 que se hizo insostenible ante las presiones de los propios trabajadores. No entendían los recortes salariales. Tampoco muchos clientes, que se dieron de baja ante el escándalo que suponía mantener unos privilegios por muy yerno del Rey que fuera.

El puente de plata para el enemigo que huye se lo brindaron en bandeja y Urdangarin firmo su “excedencia”. Salió por la puerta de atrás, sin homenajes, ni cenas, ni placa del resto de compañeros en plan “Te echaremos de menos”, grabado a cincel. A partir de ahí, se convirtió en un sin trabajo y que se sepa, no se apuntó al paro.