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El Rey se rinde a la prensa rosa
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Paloma Barrientos

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El Rey se rinde a la prensa rosa

Desde su salida de la clínica Quirón tras su operación de cadera no había imágenes del Rey, salvo las retransmitidas por la señal institucional del discurso

Foto: Portada de la revista ¡Hola!
Portada de la revista ¡Hola!

Desde su salida de la clínica Quirón tras su operación de cadera no había imágenes del Rey, salvo las retransmitidas por la señal institucional del discurso de Nochebuena, donde no salía demasiado favorecido si se compara con el reportaje grafico de ¡Hola! En la portada de la revista y en las fotos del interior, el Jefe del Estado se ha quitado años de encima y el estilismo elegido para la sesión también resulta muy acertado. Un Rey sólido en apariencia, mucho más estilizado y sin la cara de mosqueo de las últimas temporadas da seguridad, aunque sea a través de un medio poco convencional.

Es cierto que el año 13 no ha sido el mejor. Su mala salud de hierro en el plano físico, más los abucheos públicos, las peticiones constantes de abdicación y la posible imputación de su hija no han servido para alegrar su rictus. De ahí la sorpresa de este reportaje, que ha servido para que los ciudadanos que se ilustran y entretienen a través de la prensa de evasión se enteren que el Rey está en forma. Habría sido de agradecer que dedicara a todos los lectores alguna intimidad familiar sin mayor trascendencia, como hacía Sabino Fernández Campos cuando en Zarzuela funcionaba la comunicación. Solía contar, por ejemplo, lo que se cenaba el día de Nochebuena y cómo funcionaba el encuentro gastronómico del día siguiente. Y todos encantados.

Porque una de las cosas que se echa de menos –y de ahí la alegría del reportaje– es la total invisibilidad verbal del Rey, la Reina, los Príncipes y las Infantas a la hora de conceder entrevistas en las que los temas personales formen parte del cuestionario. La infanta Elena ha tenido que cumplir medio siglo de vida para enterarnos del drama que supuso su separación y de la “guerra” que da Froilan. La Reina, por su parte, contó lo que pensaba a Pilar Urbano, se armó la marimorena y nunca máis. El Príncipe ná de ná y la Princesa quiso hacerlo dejando entrar en la Casa de Asturias (así llaman al palacete familiar los amigos porque ondeaba la bandera del principado) a periodistas de Vanity Fair y luego hubo que quitar comillas donde había declaraciones más o menos íntimas. Seguramente sus frases no habrían creado problemas y sí un conocimiento de la ex periodista en su vida de consorte real.

Precisamente ese silencio no oficial que en otras casa reales funciona a la perfección con princesa y príncipes herederos haciendo galletitas, paseando por los campos de tulipanes o fabricando muñecos de nieve mientras hablan no hacen que los republicanos opten por la monarquía, pero sí considerarla en todos los sentidos.

Desde su salida de la clínica Quirón tras su operación de cadera no había imágenes del Rey, salvo las retransmitidas por la señal institucional del discurso de Nochebuena, donde no salía demasiado favorecido si se compara con el reportaje grafico de ¡Hola! En la portada de la revista y en las fotos del interior, el Jefe del Estado se ha quitado años de encima y el estilismo elegido para la sesión también resulta muy acertado. Un Rey sólido en apariencia, mucho más estilizado y sin la cara de mosqueo de las últimas temporadas da seguridad, aunque sea a través de un medio poco convencional.

Pilar Urbano Infanta Elena Rey Don Juan Carlos