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Al Rey Felipe VI le crecen los 'cuñados'
Siendo príncipe tuvo el acierto de colocar un cortafuego para que las tropelías cometidas por su cuñado Iñaki Urdangarin le rozaran lo menos posible. El ‘caso
Siendo príncipe tuvo el acierto de colocar un cortafuegos para que las tropelías cometidas por su cuñado Iñaki Urdangarin le rozaran lo menos posible. El ‘caso Nóos’ fue devastador para la Institución y, por eso, el ahora Rey Felipe VI tuvo la suficiente sensatez como para no caer en la tentación de acoger a su hermana, la infanta Cristina, en su corte cuando, ya imputada por el juez Castro, quiso viajar a Marivent este verano para estar junto a sus hijos, que realizaban el tradicional curso de vela.
Gestos que han servido para que los abucheos públicos ya no sean tan habituales y que la jefatura del Estado vuelva a ocupar un buen lugar de aceptación ciudadana en las encuestas. El problema para Felipe VI es que, aunque marque la línea divisoria, los 'cuñados'sacan la patita antes o después con historias colaterales que se convierten en noticia. Iñaki Urdangarin, y su manía de demandar a diestro y siniestro en batallas que casi nunca gana, ha vuelto a ser protagonista esta semana al no pagar una fianza aduciendo que no tenía dinero. La clave de esa falta de liquidez era ser parado de larga duración. Y lo afirmaba en un recurso sin que se le cayera la cara de vergüenza. “Como todo el mundo sabe, yo no tengo trabajo”, vino a decir.
Nunca sabremos si fue recomendación de los asesores o del propio de Felipe VI. El caso es que al cabo de unos días consiguió el dinero y pagó. Otro fuego sofocado, pero la tranquilidad no duró mucho. Las tarjetas negras de Caja Madrid, que servían para que un grupo de privilegiados sin razón aparente (y con poca ética) gastaran a su antojo millones de euros sin justificar, ha vuelto a tocar de refilón el castillo donde ejercía de jefe Rafael Spottorno. No es 'cuñado', aunque se podría utilizar como genérico para definir a esas personas ajenas a la familia que comparten bodas, bautizos y comuniones como si lo fueran. El señor Spottorno, hasta este martesconsejero y asesor privado nombrado directamente por el Rey,cargó a las polémicas visas black 223.000 euros que, por lo publicado hasta ahora, no han sido tributadosni se han devuelto. Lo único digno, su dimisión.
Siendo príncipe tuvo el acierto de colocar un cortafuegos para que las tropelías cometidas por su cuñado Iñaki Urdangarin le rozaran lo menos posible. El ‘caso Nóos’ fue devastador para la Institución y, por eso, el ahora Rey Felipe VI tuvo la suficiente sensatez como para no caer en la tentación de acoger a su hermana, la infanta Cristina, en su corte cuando, ya imputada por el juez Castro, quiso viajar a Marivent este verano para estar junto a sus hijos, que realizaban el tradicional curso de vela.