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Kiko Rivera: la traición del 'pequeño del alma'
Nadie podía imaginar, y menos Isabel Pantoja, que su 'pequeño del alma, con la piel de canela' iba a ser el elemento discordante en la vida
Nadie podía imaginar, y menos Isabel Pantoja, que su 'pequeño del alma, con la piel de canela' iba a ser el elemento discordante en la vida de la cantante. Hasta ahora siempre había defendido a su madre e incluso le llegó a dejar dinero cuando ella tuvo las cuentas embargadas por el caso Malaya. Esa información salió de la propia protagonista que, de esa manera, quería dejar claro que su hijo era el “cabeza de familia”, el que tomaba las decisiones en tiempos convulsos.
El tito Agustín ha permanecido siempre en la sombra, y era Kiko el que daba la cara frente a los muchos líos emocionales y económicos que siempre afectan a la reina de Cantora. Tanto es así que incluso llegó a echar la culpa del sufrimiento que padecía la tonadillera a la niña Chabelita: por haberse quedado embarazada a los 17 años, por mostrar una imagen atolondrada con noches que no tenían fin como si no hubiera un mañana y, quizá lo más llamativo, por no querer estudiar. En este caso y aplicando el refrán 'Le dijo la sartén al cazo', Kiko tuvo siempre su réplica en la hermana pequeña. Isabel Pantoja mediaba entre los hermanos, pero siempre con una querencia hacia el primogénito, el macho alfa de la saga.
Así estaban las cosas hasta que el DJ abrió la caja de los truenos y se montó el tsunami. Acudió al ‘Sábado Deluxe’ para explicar sus supuestas infidelidades y, en vez de hablar de su 'deslealtades' (así denominan en ‘Sálvame’ los cuernos), prefirió contar su situación emocional y lo mal que lo estaba pasando sin el apoyo de su madre. Por supuesto, la cantante, que tiene cierta querencia a llamar a los programas en directo, le echó una merecidísima bronca que el hijo no supo o no quiso procesar. Entre otras cosas le decía que no tenía derecho a quejarse en la situación actual de tanto dolor en las familias por la pandemia. Y la reacción del que fuera el hijo más querido no se hizo esperar...
De niño mimado al malo de la película
Del primer mensaje tras la llamada materna, que fue críptico, a los siguientes, la evolución ha sido importante. Ya no quiere ser el 'pequeño del alma' que acompañaba a su madre en los conciertos vestido de pequeño lord. Ahora pide justicia sobre unos hechos que pasaron hace más de tres décadas. De pronto se ha enterado de cosas que asegura no saber, pero que tampoco le interesó pedir cuentas o información ya siendo mayor de edad.
Paquirrín fue el niño mimado que su madre quiso enderezar académicamente: buenos colegios en La Moraleja, internado en Toledo, donde el muchacho ya apuntaba maneras y, a cambio de dejarse hacer fotos, recibía algún obsequio. Algunos de ellos como la Play Station los compartía con sus compañeros que, como él, tampoco podían salir los fines de semana al no cumplir las normas que suponía aprobar los exámenes semanales. Sus colegas y los de cursos inferiores tienen buena imagen de ese espíritu solidario donde todos estaban en el mismo barco. Pantoja iba a verlo cuando sus obligaciones profesionales se lo permitían y, al contrario de lo que a veces se ha afirmado, estaba en contacto directo con los profesores.
La penúltima afrenta a su madre, antes de la entrevista exclusiva que le hace Mila Ximénez y que se publica este miércoles en ‘Lecturas’, marca ya la línea argumental de lo que será a partir de ahora la relación filial, y así lo comunicaba en su Instagram:
“Señores, yo no soy el malo de esta película lamentable. Solo soy alguien a quien la persona que más idolatraba (suponemos que Pantoja) me ha fallado de una manera irreparable engañándome toda la vida. Aún así, yo no hice esto público ya que yo no fui a hablar de ella sino de mis intimidades de las cuales soy dueño. Esa llamada (la de Isabel a ‘Deluxe’) no vino a cuento y las llamadas a terceros ya ni te cuento. Sólo es para que lo sepáis porque a muchos de vosotros lo que vais a leer os va a impactar”.
Isabel Pantoja no quiere manifestarse. Permanece triste y acongojada en su castillo inexpugnable que es Cantora. Es el lugar donde Paquirri está presente. Tanto es así que Kiko contó cómo su hermana Isa tenía contactos más o menos extrasensoriales cuando era pequeña con “el señor que la hacía reír” y que no era otro que la representación en un cuadro del torero vestido de luces.
Nadie podía imaginar, y menos Isabel Pantoja, que su 'pequeño del alma, con la piel de canela' iba a ser el elemento discordante en la vida de la cantante. Hasta ahora siempre había defendido a su madre e incluso le llegó a dejar dinero cuando ella tuvo las cuentas embargadas por el caso Malaya. Esa información salió de la propia protagonista que, de esa manera, quería dejar claro que su hijo era el “cabeza de familia”, el que tomaba las decisiones en tiempos convulsos.