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Tamara Falcó y los negros de África
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Gema López

Malas Lenguas

Por
Gema López

Tamara Falcó y los negros de África

La súper pija millonaria Tamarita Falcó ha salido esta semana de su reducto elitista, en el que hasta las zapatillas de estar por casa son de

Foto: Tamara Falcó y los negros de África
Tamara Falcó y los negros de África

La súper pija millonaria Tamarita Falcó ha salido esta semana de su reducto elitista, en el que hasta las zapatillas de estar por casa son de marca, para promocionar una firma, llenarse el bolsillo y lanzar por su boca de pitiminí, tintada de Channel o de cualquier otra barra de a 60 euros la unidad, una de esas frases que a muchos le hacen gracia, porque viene de la hijísima de la gran Preysler, pero que pronunciada por cualquier otro hijo de vecino, provocaría indignación generalizada. “Yo pensé que la crisis sólo estaba en África”, dijo sin pestañear.

Me encanta la frivolidad y admiro la ingenuidad, de la que yo misma carezco desde hace años, pero hacer de esto un ‘leitmotiv’, en el que se mezclan en su discurso difícil de seguir, las virtudes de una pulsera carísima con el mismísimo Papa Francisco, clama al cielo. A ese cielo al que ella piensa ir una vez deje esta vida de sacrificado ‘glamour’.

¡No me extraña que diga que no se mete a monja! No veo yo a la madre superiora dándole permiso dos veces al año para que amadrine una de las tiendas de la que es clienta habitual, por mucho que parte de las ventas vayan destinadas a los negros de África. La Falcó, que es de las que piensan que el descanso dominical es un derecho adquirido por todos, lo que menos se imaginará es que hoy, (para mí también es domingo), haya alguien dándole al teclado para escribir sobre ella.

Claro, que no deberíamos extrañarnos de que el retoño clónico de mamá Preysler hable de que los caminos del Señor son inescrutables cuando la mejor amiga de su progenitora, Carmen Martínez Bordiú, soltó hace años aquello de: “Si tuviera tiempo iría a las misiones”. El escaso tiempo libre que le quedó a la ‘Nietísima’ después de operarse y vivir sus apasionados amoríos, lo empleó en viajar a África, sí, pero no para colaborar con una ONG, sino para posar junto a los gorilas en el ¡Hola!, que es la ONG Vip de los vips cuando necesitan recaudar dinero para calmar su sed y no la del prójimo.

Algo similar a Carmen Lomana que, para la posteridad, dejó esta perla similar a la que luce en su cuello de cisne 'demodé': “A los ricos les afecta más la crisis que a los pobres, porque el pobre de siempre está acostumbrado”. Ella, por solidaridad y por ética, decidió vender su fondo de armario para dárselo a las monjitas. No tengo claro si lo que iba a entregar era el dinero recaudado o las prendas en sí mismas. De ser los modelazos de alta costura, en algún convento estarán a buen recaudo para cuando Tamara Falcó decida meterse a monja.

La súper pija millonaria Tamarita Falcó ha salido esta semana de su reducto elitista, en el que hasta las zapatillas de estar por casa son de marca, para promocionar una firma, llenarse el bolsillo y lanzar por su boca de pitiminí, tintada de Channel o de cualquier otra barra de a 60 euros la unidad, una de esas frases que a muchos le hacen gracia, porque viene de la hijísima de la gran Preysler, pero que pronunciada por cualquier otro hijo de vecino, provocaría indignación generalizada. “Yo pensé que la crisis sólo estaba en África”, dijo sin pestañear.

Tamara Falcó