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Otra hija de famosos en el 'candelabro'
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Gema López

Malas Lenguas

Por
Gema López

Otra hija de famosos en el 'candelabro'

Deshojando el calendario llegamos a la mayoría de edad de la hija de Isabel Pantoja. En aquel momento, a muchos periodistas se les calificó de buitres

Foto: Rocío Flores Carrasco (Gtres)
Rocío Flores Carrasco (Gtres)

Deshojando el calendario llegamos a la mayoría de edad de la hija de Isabel Pantoja. En aquel momento, a muchos periodistas se les calificó de buitres por esperar en la sombra a que la pieza saliese de su escondrijo para salir de caza. Las armas, en este caso los flashes, estaban listos para disparar y convertir en portada lo que hasta el momento había sido un rostro borroso tal y como obliga la ley.

Durante días, se hizo acopio de material para que en el momento en el que el reloj marcase el nuevo día, el de la mayoría de edad, la cara de la muchacha luciese en el mercado. Tan solo unos minutos separarán la legalidad de la ilegalidad y unos segundos bastan para dejar de ser un menor protegido y amparado, a un adulto expuesto. En este punto, puedo llegar a entender el temor de unos padres que se encuentran de la noche a la mañana con sus cachorros en el centro del huracán por el simple hecho de ser hijos de quiénes son y no por méritos propios.

Pero si fuese así de sencillo, el debate sería estéril y siempre lo perdería la mala prensa, que busca nuevas víctimas con las que rellenar sus páginas. Pero el tema es mucho más profundo y lo que no entienden ciertos progenitores es que lo que hoy es noticia no es más que el caldo de cultivo que ellos han hervido a fuego lento durante dieciocho años.

El interés mediático no se genera de un día para otro, no es una alarma que salta en el ordenador de un periodista que a falta de información rellena. El interés mediático lo han ostentado los propios padres que, durante años, han utilizado a sus hijos, en algunos casos como material de exclusiva y en otros como moneda de cambio en divorcios televisados.

El día que estos cachorros dejan de serlo y se convierten en mayores de edad, en sus manos recae qué hacer con esa fama heredada. En el caso de Chabelita o de Gloria Camila estuvo claro. En otros, está por ver.

Esta semana alcanza la mayoría de edad Rocío Flores Carrasco. Sus apellidos y la trayectoria vital de sus progenitores la convertirán sin duda en portada y durante semanas su rostro acaparará los quioscos. Pero a partir de ahora, de ella dependerá el interés mediático que quiera generar. Si tras la novedad mantiene un perfil bajo y continua con su vida cotidiana, la prensa se cansará de tener siempre el mismo material y dejarán de hacerle guardia. La ley de la oferta y la demanda es implacable en el universo del cuore y ningún paparazzi pierde el tiempo si no hay noticia que vender.

Las ofertas serán jugosas y las sillas de los bien pagados estarán a su disposición, tentando a una chica cuya única paga es la que su padre le da semanalmente. Ese será el momento de decidir si convertir su vida en un culebrón, tal y como hicieron sus padres y del que hoy parece arrepentida su madre, Rocío Carrasco, pagando a la larga pagar el coste de la persecución, o unirse al universo de otros hijos de famosos que logran sus metas a base de esfuerzo con nóminas que complican la llegada a fin de mes.

Solo de ella dependerá qué camino elegir, porque la fama de alguien que todavía no ha hecho nada es efímera, a no ser que pretenda vivir al modo Chabelita y convertirse en carne de cañón.

Deshojando el calendario llegamos a la mayoría de edad de la hija de Isabel Pantoja. En aquel momento, a muchos periodistas se les calificó de buitres por esperar en la sombra a que la pieza saliese de su escondrijo para salir de caza. Las armas, en este caso los flashes, estaban listos para disparar y convertir en portada lo que hasta el momento había sido un rostro borroso tal y como obliga la ley.

Rocío Carrasco Isabel Pantoja