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Twitter o la matanza del famoso
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Gema López

Malas Lenguas

Por
Gema López

Twitter o la matanza del famoso

"Creo que ese rumor viene de algún chavista, déjenme decirles que estoy sano y más vivo que nunca". Así, de manera directa y con pocos caracteres,

Foto: 'El Puma', Lina Morgan y Aznar, 'asesinados' por Twitter (Gtres)
'El Puma', Lina Morgan y Aznar, 'asesinados' por Twitter (Gtres)

"Creo que ese rumor viene de algún chavista, déjenme decirles que estoy sano y más vivo que nunca". Así, de manera directa y con pocos caracteres, José Luis Rodríguez, El Puma, desmentía su propia muerte, difundida horas antes a través de Twitter. En eso se han convertido las redes sociales en muchos casos, en obituarios rápidos, inmediatos, en esquelas improvisadas, lápidas cibernéticas donde el muerto fallece y él solo, sin necesidad de milagros, resucita en cuestión de minutos.

El cantante anunciaba en septiembre que sufría una enfermedad respiratoria incurable y, apenas dos meses después, asiste a su propia muerte y contempla el llanto de los que le admiraron durante lustros y esta es la única ventaja que encuentro yo en este entuerto absurdo. El que, al menos, puedas leer las muestras de condolencia, sin necesidad de que Tánatos te aleje de este mundo para mejor gloria.

El problema viene cuando la red social se convierte en fuente periodística y el contenido de un loco pasa a ser información de algunos medios escritos, que para dar mayor credibilidad a la noticia se atreven incluso a aportar datos sobre las causas del fallecimiento. En el caso de El Puma, fueron unos broncoespasmos los que ‘acabaron’ con su vida.

Peor suerte tuvo Benicio del Toro, al que hace una semana mataban las redes sociales por sobredosis. Lo curioso es que el actor en ese momento se encontraba promocionando Escobar: Paradise Lost, en la que interpreta el papel del célebre narcotraficante.

Los ejemplos se suceden sin que nada se pueda hacer por remediarlo. Juan Gabriel casi se muere del susto cuando vio publicada su propia muerte en Twitter. El Divo de Juárez no sólo desmentía el fallecimiento, sino que cuando se repuso del casi infarto que le ocasionó escribió el siguiente tuit: "Hubo rumores tan fuertes que hasta yo me espanté. Tuve que ir a buscar un espejo para estar seguro que no eran ciertos"

Lina Morgan por el contrario, parapetada por su asistente, ni se enteró de los homenajes sentidos que sus admiradores hicieron correr por la red, tras leer que había desaparecido.

Chayanne, Evo Morales y José Maria Aznar, fallecido trágicamente en accidente de tráfico según Twitter y corroborado minutos después por Wikipedia, se suman a una lista absurda del pseudo periodismo barato en el que se han convertido las redes sociales. Cuidadín con confundir fuente de información, con el contenedor vertido sobre un espacio virtual en el que todo cabe, porque quizá mientras este blog se está escribiendo, otro famoso se estará muriendo.

"Creo que ese rumor viene de algún chavista, déjenme decirles que estoy sano y más vivo que nunca". Así, de manera directa y con pocos caracteres, José Luis Rodríguez, El Puma, desmentía su propia muerte, difundida horas antes a través de Twitter. En eso se han convertido las redes sociales en muchos casos, en obituarios rápidos, inmediatos, en esquelas improvisadas, lápidas cibernéticas donde el muerto fallece y él solo, sin necesidad de milagros, resucita en cuestión de minutos.

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