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Pedro Ruiz: “María Antonia Iglesias es maligna, insidiosa, sectaria… ¡Que se haga un exorcismo!”
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Pedro Ruiz: “María Antonia Iglesias es maligna, insidiosa, sectaria… ¡Que se haga un exorcismo!”

Sábado. Pedro Ruiz se sienta en La Noria de Telecinco para presentar al mundo su nuevo libro, Al hijo que no tengo. Frente a él, una

Foto: Pedro Ruiz: “María Antonia Iglesias es maligna, insidiosa, sectaria… ¡Que se haga un exorcismo!”
Pedro Ruiz: “María Antonia Iglesias es maligna, insidiosa, sectaria… ¡Que se haga un exorcismo!”

Sábado. Pedro Ruiz se sienta en La Noria de Telecinco para presentar al mundo su nuevo libro, Al hijo que no tengo. Frente a él, una vieja enemiga: María Antonia Iglesias. Ella le acusa de haber defraudado a Hacienda hace casi veinte años. Él lo niega. En la refriega, la periodista llama al escritor fascista y sinvergüenza. Él le espeta una frase desafortunada: “¿Es puta o no, usted?” (Vea el momento) Entonces ella coge las de Villadiego y abandona el plató.

Pero esta historia, como cualquier otra, tiene una intrahistoria, que el propio Pedro Ruiz ha querido aclarar en una entrevista concedida a El Confidencial.

¿Usted no sabía que María Antonia Iglesias se iba a sentar en el plató de La Noria aquella noche?

Sí, claro, lo autoricé yo mismo. Yo pude perfectamente elegir otros contertulios. Sin embargo, de un modo bondadoso y creyendo que, con el tiempo, se habría esponjado y habría tomado cierta distancia de las cosas decidí que estuviera ella entre una lista de catorce posibles nombres que me ofreció el programa. Esto es una pauta habitual de este espacio. En fin, creí que era el momento de armonizar las cosas, pero ella respondió a mi errónea amabilidad con maldad, saña y bilis.

Cuesta creer que no sepa usted cómo funciona un programa como La Noria

Yo sé cómo funciona La Noria, sé cómo funciona el mundo y sé, incluso, lo llenos de horrores y de carencias que estamos todos. Pero eso es una cosa y otra es que permanentemente estén permitiendo a personajes que crispan, que denuncien a los demás de que los crispadores son ellos. España vive en una guerra civil de dinero. María Antonia Iglesias está anclada no al pasado, sino a la prehistoria.

Pero ella interpreta cada sábado ese papel. ¿No previó en ningún momento lo que podía ocurrir?

No, ella no tiene ese papel; ella tiene ese ADN. Mira, seré sincero. A mí me llamaron de La Noria el día antes, viernes. Estaba de promoción en Barcelona y acepté. En realidad, me invitaron porque a última hora se les cayó Sardá. Le tengo un respeto extraordinario al equipo, que había estado todo el día leyendo el libro, buscando frases. Ella no le tuvo ningún respeto a ese trabajo. Pero todo el mundo sabe que esta mujer es insidiosa, maligna y sectaria. Que sólo crispa, insulta…

¿Cree usted que acabó cayendo en su juego?

En absoluto, yo no hice más que repetirle una frase hecha que ella me había hecho en otro momento: “¿Es puta o no es puta?” Es una frase que indica: defínete. Ella me acusaba de que un partido me ha apoyado siempre y yo le pedía que lo dijera, que se definiera. Además, por otra parte, para mí puta no es un insulto. Insulto es calumniadora, por ejemplo. Y calumniadora sí es.

 

¿Cree que María Antonia le demandará por esa frase?

Allá ella… Estoy convencido de que se levantó y se fue porque se vio acorralada. Y entonces utilizó el viejo truco de ‘yo, mujer’… Le faltó hacerse la inválida. Hubo un momento en que yo cambié mi actitud corporal en contra de mis deseos, y ya se dio cuenta de que de ahí no íbamos a salir hasta que no se aclararan las cosas. Y entonces vino la parodia del maltrato.

¿Qué cosas hay que aclarar?

Yo le estaba diciendo con la mirada que no le iba a pasar ni una. Me guardé muy mucho de entrar en otras cosas y sacar argumentos de mucho mayor calibre que tengo. De mucho mayor calibre. ¡Pero de mucho mayor calibre! Y celebré que se fuera porque así pudimos hablar de lo que íbamos a hablar: mi libro.

¿Se levantó María Antonia, pues, por miedo a lo que usted podía contar?

Estoy convencido. Y porque perdió la batalla dialéctica. Nunca había hablado conmigo en directo. Y sabía que a partir de aquel momento yo ya pasaba de Jordi [Jordi González, presentador del espacio], de Jimmy y de Terelu [Jimmy Giménez Arnau y Terelu Campos, los otros dos contertulios que participaban en la entrevista]. Me iba a centrar en ella solamente y todo el rato. Pero no volveremos a hablar en la vida. Aunque tiene mis mejores deseos para que sea feliz. Pero, ¡que se haga un exorcismo!

¿Qué pasó durante la publicidad, tras la marcha de Iglesias?

El conductor del programa me insistió y yo me acerqué a ella y le dije: “¿Pero te vas a morir en el charco de tu propia pus? ¿No vas a cambiar nunca, chavala?”. “Mi dignidad…”, comenzó ella. Y yo dije: “Hasta aquí”.

¿Pasó algo tras la entrevista?

Yo me fui y se acabó. Pasó por ejemplo que Terelu, que se había leído el libro con un interés enorme y le había encantado y había hecho un trabajo exhaustivo, no pudo trabajar esa noche. Y esta persona, que no se había leído el libro, único motivo por el que yo fui, lo impidió. Creo que es un personaje nefasto. Hace veinte años ella fue realmente una auténtica malvada con mi persona y con otras muchas. Es una verdadera asesina de famas. Sin embargo yo quise hacer las paces...

¿De qué polvos vienen concretamente estos lodos?

Hace dieciocho o diecinueve años, yo estaba en mi casa una noche con mi madre y llamó Lola Flores diciendo que la había pasado lo de Hacienda y que se quería suicidar [Lola Flores fue juzgada y condenada por no haber presentado la declaración de de la renta desde 1982 a 1985]. Al día siguiente, yo salí diciendo que si tenía valor el presidente del Gobierno de entonces [Felipe González], que hiciera lo propio con Botín. Un año más tarde, el gobierno fingió que a mí me pasaba lo mismo que a Lola, cosa absolutamente incierta. La causa se archivó, pero se vengaron de mí políticamente. Estuve dos años en esa batalla. Y ella el otro día siguió manteniendo lo mismo.

¿Pero qué tuvo que ver exactamente María Antonia Iglesias en todo esto?

Ella era por entonces jefa de informativos de TVE. Mandaba cámaras a mi casa para entrevistarme. Posteriormente, de esas entrevistas se emitía una frase mía y después planos exteriores de mi casa mientras se decía: “En esta mansión vive el defraudador”. Defraudador que luego no fue. Era sólo una venganza política. Lo sostengo. Yo he estado en el despacho de tres presidentes de Gobierno diferentes. Sé cómo funcionan las cosas y sé cómo funcionan los cuchillos por las alturas. Pero yo soy más de izquierdas que ella. Y nada perjudica más al socialismo que la propia María Antonia Iglesias.

Sin embargo, ella insinuaba el sábado que usted ha contado siempre con el apoyo de un partido político que no es precisamente de izquierdas…

Ni es verdad ni fue capaz de demostrarlo. Se levantó porque se vio absolutamente desbordada. María Antonia Iglesias mintió el sábado a sabiendas. En todo. Mintió como lo hizo hace veinte años. Lo que a mí me decepcionó es que una persona a la que tú le das permiso para sentarse, en lugar de admitir tu bondad, sigue empecinada en la maldad.

Iba usted a hacer las paces con ella, pero optó por ponerla en su sitio…

Yo no soy quien para poner a nadie en su sitio, pero para apartarla de mí, sí. La he quitado de mi vida. He recibido más llamadas y mensajes de felicitación tras la entrevista, que si hubiera ganado el premio Nobel.

Ha vuelto usted a la tele por la puerta grande…

Yo he estado doce años prohibido con Franco, nueve con Felipe González y ahora llevo seis años sin trabajar en una televisión pública. Tonto no soy y en las casualidades no creo. Iba lleno de agradecimiento a un programa que siempre se ha portado bien conmigo, pero esto es un fracaso personal de ella, que tiene que soportarse a sí misma toda la vida, que le deseo larga, por otra parte. De todos modos, esto dentro de un rato se olvidará. Un día, reunido con Felipe González, me dijo [Pedro Ruiz imita la voz del ex presidente]: “Pero, ¿no te das cuenta que un escándalo se acaba comiendo a otro? Qué más da…”.  Esto siquiera es un escándalo. Esto es, simplemente, la torpeza de una persona malvada diciendo maldades.

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Sábado. Pedro Ruiz se sienta en La Noria de Telecinco para presentar al mundo su nuevo libro, Al hijo que no tengo. Frente a él, una vieja enemiga: María Antonia Iglesias. Ella le acusa de haber defraudado a Hacienda hace casi veinte años. Él lo niega. En la refriega, la periodista llama al escritor fascista y sinvergüenza. Él le espeta una frase desafortunada: “¿Es puta o no, usted?” (Vea el momento) Entonces ella coge las de Villadiego y abandona el plató.