La hija del Acomodador
Por
¿Cuál es tu frecuencia, Kenneth?
Durante un tiempo seguí con pasión su trabajo pero llegó un punto en que empezó a irritarme profundamente y perdí todo el interés. Kenneth Branagh me
Durante un tiempo seguí con pasión su trabajo pero llegó un punto en que empezó a irritarme profundamente y perdí todo el interés. Kenneth Branagh me había enganchado a sus adaptaciones de Shakespeare como Enrique V o Mucho ruido y pocas nueces, me hacía hecho reír y llorar con su canto a la amistad en Los amigos de Peter; e incluso me había atrapado con una de suspense, Morir todavía. Pero todo se fastidió cuando, en un exceso de histeria y ego, estrenó cosas como su Frankestein de Mary Shelley.
Durante un tiempo seguí con pasión su trabajo pero llegó un punto en que empezó a irritarme profundamente y perdí todo el interés. Kenneth Branagh me había enganchado a sus adaptaciones de Shakespeare como Enrique V o Mucho ruido y pocas nueces, me hacía hecho reír y llorar con su canto a la amistad en Los amigos de Peter; e incluso me había atrapado con una de suspense, Morir todavía. Pero todo se fastidió cuando, en un exceso de histeria y ego, estrenó cosas como su Frankestein de Mary Shelley.