Es noticia
“¿Cuántos refugiados caben en el ático de Rouco?”
  1. España
  2. Dos Palabras
Federico Quevedo

Dos Palabras

Por

“¿Cuántos refugiados caben en el ático de Rouco?”

Enseguida han salido las huestes mediáticas del podemismo a exigir a la derecha el comportamiento que ellos nunca tuvieron cuando también hacía falta, y todo porque estamos en periodo electoral

Foto: Detalle de una pancarta con la leyenda "Refugees Welcome" -"Refugiados, bienvenidos", colocada en el Ayuntamiento de Madrid. (EFE)
Detalle de una pancarta con la leyenda "Refugees Welcome" -"Refugiados, bienvenidos", colocada en el Ayuntamiento de Madrid. (EFE)

Yo soy de ACNUR. No lo digo por marcarme un farol, sino por dejar claro cuál es mi compromiso y mi opinión sobre el drama de los refugiados. Aporto lo poco que puedo para intentar minimizar el dolor que supone abandonar tu casa y todo lo que es tuyo por culpa de una guerra cuasi medieval, y lo hago desde que la persecución emprendida por el Estado Islámico contra los cristianos y musulmanes no fundamentalistas provocara un verdadero éxodo que supera todas nuestras perspectivas.

Cuando eso empezó a ocurrir, a la izquierda parecía no importarle. Es más, en el fondo miraban para otro lado porque lo de matar y perseguir cristianos pues como que tampoco les generaba grandes problemas de conciencia. No recuerdo entonces ni a Pablo Iglesias, ni a Alberto Garzón, ni a Manuela Carmena, ni a Errejón, ni a Rita Maestre desviviéndose por los perseguidos, sólo los recuerdo preocupados por defender la memoria y los hechos de Hugo Chávez y el régimen de terror que instauró en Venezuela y que ha heredado Maduro, o en llevarse los dineros de Irán para su programa La Tuerka.

Tenemos la obligación de ayudarles, por una cuestión humanitaria, y porque esa gente no migra buscando un mundo mejor, sino intentando salvar su vida

No había entonces exigencia a la UE para que habilitara recursos humanos y materiales en la ayuda a los refugiados que huían del ISIS, pero sí para que le condonaran la deuda a los griegos, deuda que pagamos todos de nuestros bolsillos. No sé lo que ha pasado para que, de pronto, decenas de miles de refugiados sirios y, en menos medida, iraquíes, se agolpen en nuestras fronteras. Pero ahí están, y tenemos la obligación de ayudarles, por una cuestión humanitaria, y porque esa gente no migra buscando un mundo mejor, sino intentando salvar su vida.

Pero ha sido aparecer en nuestras puertas y los ayuntamientos de los podemitas y los gobiernos de la extrema izquierda enseguida han colgado los carteles de bienvenida, como si vinieran de visita familiar a pasar el fin de semana. Enseguida han salido las huestes mediáticas del podemismo a exigir a la derecha el comportamiento que ellos nunca tuvieron cuando también hacía falta, y todo porque estamos en periodo electoral y porque la izquierda tiene que seguir manteniendo vivo el mantra de que ellos son más sociales que nosotros.

Y es entonces cuando ellos mismos se preguntan cuántos refugiados podrían caber en el ático de Rouco Varela, pero no tienen la misma exigencia con los responsables de la mezquita de la M-30 donde, indudablemente, cabrían muchos más. Ellos ofrecen polideportivos y piden que se abran las puertas de las fincas de los ricos, pero no dicen nada de los dineros que sus amigos de la cultura progre tienen en las sicav y que bien servirían para dar de comer a muchas de esas familias durante bastante tiempo.

No he escuchado a ninguno de estos pedagogos de la ética de bolsillo explicar cómo hay que hacer para integrar a toda estas personas en nuestra sociedad

El recurso a la demagogia y al oportunismo es fácil, pero lo difícil, lo verdaderamente difícil, es ser responsable con lo que está pasando. Porque no he escuchado a ninguno de estos pedagogos de la ética de bolsillo explicar cómo hay que hacer para integrar a toda esta gente, a todas estas personas, en nuestra sociedad. Ni he escuchado a ninguno de estos aleccionadores de la moral de todo a cien propuestas para que los refugiados puedan volver a su país transcurrido un tiempo en el que sea posible acabar con la guerra cruel que destruye sus países. De eso no dicen nada, porque no les interesa, y porque supone implicarse en algo que va más allá de su espíritus pobres y de sus espurios intereses.

El problema está allí, no aquí. Nosotros seremos todo lo solidarios que tengamos que ser, pero lo que hay que solucionar es lo que ha dado origen a este éxodo masivo de refugiados. Y si de verdad la izquierda tuviera un mínimo de sensibilidad social y de preocupación por esta gente, sería la primera en estar pidiendo una intervención para acabar con una guerra que ya no debería durar más. Y facilitar así que todas esas personas puedan volver a sus hogares. Porque, insisto, no han venido aquí a besar la mejilla de Carmena ni a darle palmadas en la espalda a Pablo Iglesias. Han venido huyendo del horror, y lo que realmente les gustaría es poder volver por donde lo han hecho.

Yo soy de ACNUR. No lo digo por marcarme un farol, sino por dejar claro cuál es mi compromiso y mi opinión sobre el drama de los refugiados. Aporto lo poco que puedo para intentar minimizar el dolor que supone abandonar tu casa y todo lo que es tuyo por culpa de una guerra cuasi medieval, y lo hago desde que la persecución emprendida por el Estado Islámico contra los cristianos y musulmanes no fundamentalistas provocara un verdadero éxodo que supera todas nuestras perspectivas.

Guerra en Siria Manuela Carmena