Rosell marca el camino a Mas: la conjura

La realidad, “dura, grosa i plena”, siempre termina por imponerse. Fuentes muy seguras del “pontaeri” me confirman que Artur Mas, el gran libertador de sueños equinocciales, tendría fecha de caducidad. ¡Demasiado arroz para tan escaso pollo!

Veamos. En su desafío se ha enfrentado al jefe del Estado, que tiene como principal misión mantener y sostener la Nación; al jefe del Gobierno, que nunca permitirá que España se le vaya entre las manos; al jefe de La Caixa, que es un español de convicción y de pelas; al jefe de la patronal, que es un firme convencido de que España es un buen “negoci”; al jefe de la oposición, jacobino de intelecto; a Durán i Lleida, que viaja por el mundo representando al Congreso de los Diputados con pasaporte diplomático del Reino; a la familia Pujol, que entiende que gran parte de sus males se debe a la deriva del muchacho; a José Manuel Lara, que no deja de ser el hijo del marqués del Pedroso (Sevilla); al conde de Godó, que tiene orgasmos múltiples cada vez que se le convoca a Somontes; al jefe del lobby del cava, que no está precisamente para tener que sufrir más boicot en Cataluña por coadyuvar a reivindicar la Marca España. Y, lo que es más definitivo, ha encorajinado a un 51,2% de catalanes que quiere seguir bajo los dos paraguas. Cuando hay demasiadas cuerdas para un violín suele acontecer que se le retira de la orquesta.

Lo que afirmo es que todos esos agravios juntos y conjurados no podrán ser resistidos por un mandatario autónomo al que se le rebelan ya hasta en su propia caja de resonancia, esto es, la muy sectaria y bien pagá TV3.