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San Diego, el rincón más preciado de California
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Daniel Camiroaga

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Daniel Camiroaga

San Diego, el rincón más preciado de California

Abierta al mar, entre olas y viento, desde las playas de Mission Beach a los acantilados que rasgan el océano en Sunset Cliffs, y entran hasta

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San Diego, el rincón más preciado de California

Abierta al mar, entre olas y viento, desde las playas de Mission Beach a los acantilados que rasgan el océano en Sunset Cliffs, y entran hasta el maravilloso fondo de la reserva ecológica de la Cueva, en la Jolla, la roca de los pájaros y las plataformas donde dormitan los leones marinos.

Se mezcla la cultura y se entreteje la historia. Cabrillo arribó en 1542 a la bocana de la bahía que desde el siglo XIX, es vigilada por el blanco y sencillo faro de Point Loma. El mallorquín Fray Junípero Serra, fundó aquí en 1789, la primera de las 21 Misiones que darían lugar al Camino Real Español. Ambiente y estilos surferos entre raíces hispanas, gastronomía típica americana, entre tacos, fajitas y burritos y refrescantes margaritas.

Balboa Park, la zona verde de la ciudad, edificios coloniales españoles donde han recreado los jardines de los alcázares Sevillanos y a lo largo de cuyo eje, El Prado, se abren hasta 13 museos de arte y fotografía. Un gran Jardín Botánico y el que dicen es el mayor Zoo del mundo.

Base de la flota del pacífico, perfectamente integrada en la ciudad. Visita el USS Midway, en Waterfront park, donde se levanta la hollywoodiense estatua del marinero besando a la enfermera que conmemora el final de la gran guerra. El Fish Market restaurante, una muy buena opción para comer pescado fresco del día.

En Mission y Pacific Beach hay al menos una tabla de surf en cada casa, paseando entre ellas descubres su gran calidad de vida, es divertido leer los diferentes lemas que cuelgan en sus casas “Otro día en el Paraiso” por ejemplo.

Little italy repleto de cafés y terrazas, un buen cappuccino en Zucchero,  Seaport villlage, restaurantes y tiendas muy californianas. HillCrest, un barrio de moda y algo transgresor, con interesantes tiendas de ropa vintage y algunos de los mejores restaurantes de la ciudad, además de acoger a una gran parte de la comunidad gay. Gaslamp y sus farolas de estilo Victoriano, es el corazón de la parte antigua, bares, galerías de arte y restaurantes apetecibles y asequibles.

El distinguido y elegante Hotel Coronado de 1888, con sus emblemáticas y representativas torres rojas fue el escenario de la película de Marylin “con faldas y a lo loco”. Sus playas están consideradas entre las mejores de la ciudad. Su campo de golf público es una joya. 

Hay que dar el salto a Tijuana, al otro lado de la frontera, el paisaje urbano se transforma y se hace más duro, impacta. Conviene no alejarse de la zona más turística, La Avenida de la Revolución, más allá se respira cierto caos violento.

La universidad de San Diego, como todas las universidades de la costa californiana, un gran campus donde estudiar y porque no, divertirse. Aunque cada vez hay más parques acuáticos, Sea World es mejor y más espectacular y merece una visita.

La viuda del cantante Jim Croce ha abierto un bar de Jazz y un restaurante al que merece la pena ir. El restaurante Jack’s en la Jolla, uno de los últimos en llegar pero cuya cocina ha cautivado a los locales. La azotea del hotel Solamar para tomar una copa.

Aunque las ballenas grises  migran en primavera, puedes alquilar un barco para hacer avistamientos. En Sunset cliffs y sus acantilados agrestes, las mejores puestas de sol de la ciudad.

Abierta al mar, entre olas y viento, desde las playas de Mission Beach a los acantilados que rasgan el océano en Sunset Cliffs, y entran hasta el maravilloso fondo de la reserva ecológica de la Cueva, en la Jolla, la roca de los pájaros y las plataformas donde dormitan los leones marinos.

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