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Crónica Día 4
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Ángel Viñas i Aliau

Diarios de Motocicleta

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Crónica Día 4

19 de Agosto de 2012 Estamos en Korsor (Dinamarca), a unos 100 kilómetros de Copenhague. Son, como casi siempre más de las 23:00 horas. Ayer dormimos en la frontera

Foto: Crónica Día 4
Crónica Día 4

19 de Agosto de 2012 

Estamos en Korsor (Dinamarca), a unos 100 kilómetros de Copenhague. Son, como casi siempre más de las 23:00 horas. Ayer dormimos en la frontera de Francia con Bélgica. Hoy hemos hecho unos 1.150 kilómetros atravesando Bélgica, Holanda, Alemania y Dinamarca. El calor y el tráfico han sido de nuevo los elementos más perturbadores. Solo a partir de las 19:00 horas la temperatura ha bajado de los 35º. En Hamburgo y Kiel nuestro termómetro marcaba 39º. Tan insólito como agotador.

Bélgica estaba como siempre, sucia, gastada y llena de bobos al volante. Holanda joven, acogedora y entrañable, como recién salida de la ducha. Alemania organizada, con el campo muy verde y su industria intimidante. Dinamarca avanzada, discreta y un poco claustrofóbica.  

Que amables son los franceses, que no las francesas, con las motos y que bobos los belgas de todos los sexos. Solo las rotondas de un centro comercial, un sábado de rebajas, son más peligrosas que viajar en moto por Bélgica. Con todo, hoy casi tengo un accidente grave y habría sido exclusivamente culpa mía. Me he dormido en la moto. Iría a unos 170 directo hacia un Golf que circulaba más despacio por mi carril, el de la derecha. Me he dado cuenta solo a unos pocos metros y no tenía espacio para frenar, así que he cambiado bruscamente de carril y por el de la izquierda venía lanzado un Jaguar verde, que ha tenido que pegar un frenazo y un bocinazo que me ha despejado de golpe. Ángel que iba detrás viéndolo todo, me ha dicho que le debo la vida al del Jaguar. Pues muchas gracias…Dormir solo cuatro horas al día durante tres días, no lo compensas bebiendo un Reed Bull cada 200 km. La próxima vez pararé antes y echaré una cabezada…

Hemos visto pocas motos de viaje. Hoy domingo había en Alemania muchas RR con chicos en sus monos de cuero y sin equipaje. Salida de una mañana para consumir adrenalina. Los moteros nos saludamos, como todo el mundo sabe, pero los chicos Harley solo se saludan entre ellos. Así que ya no lo intentaré más. El resto, incluido muchos coches, con “V” permanentes. Nuestras motos, especialmente por lo neumáticos de tacos atados al equipaje, llaman mucho la atención. Cuando nos preguntan a donde vamos (los neumáticos de “tacos” siempre van hacía el sur) y se lo contamos, nos miran con cara de ”sí hombre ¿y qué más?”. 

Hoy quería haber llegado a Malmö. Han faltado unos 140 kilómetros, pero quería filmar el puente de Oresund y se me había agotado la batería de la cámara de video. Nos hemos quedado a dormir aquí y he tratado, con sincero interés, de llevar a mi hijo al mejor restaurante del pueblo. Estaba cerrado. Delante había un kebab abierto y se ha tomado una razonable hamburguesa. Le debo un chuletón de dos kilos, en cuanto podamos.

Las motos siguen espectaculares. En unas once horas hemos hecho casi 1.200 kilómetros, pero en realidad ha habido cinco repostajes con sus comidas, bebidas y visitas de uno en uno al baño, para poder vigilar las motos, una parada para arreglar un retrovisor suelto, otra para resetear el navegador que se había vuelto loco, otra para ajustar el brace. Resumen: las motos han estado unas ocho horas sin bajar de las 6.000 rpm. No las pasamos de este régimen para no forzarlas, pero casi nunca están por debajo. Eso nos permite ir a unos 170 km/h y es suficiente. Todo ello cargadas y a casi 40 grados de temperatura ambiente. Al parar mantienen el ralentí con absoluta regularidad y al arrancar lo hacen siempre a la primera. Confiemos que sigan así.

Hemos tenido algún problema con el equipo. Mi casco ha perdido una “mejilla”. Se despegó con el viento y ahora voy viendo el mecanismo de apertura. Increíble. 

No obstante, el cabreo más memorable lo tenemos con la Hero Gopro. Me he pasado un montón de horas para montarle una rótula a la cámara que me regalaron por “Reyes”, mi mujer y mis hijos y casi no le había dado uso. Al llegar a Tarifa se rompió el soporte de plástico de la cámara y rodó por el suelo. Íbamos despacio y pude recuperarla. Al pasar por la BMW de Madrid camino de Francia, pedía a casa que me llevaran a la BMW el resto de soportes. Lo monté de nuevo esta mañana. Ha durado 180 kilómetros. Íbamos a unos 170 km/h. y literalmente ha saltado de mi moto. Le ha dado a la moto de mi hijo, que ya iba detrás y ha visto como se separaba la cámara de la carcasa. Hemos parado a la izquierda de la autopista (¡) y hemos visto como lo coches que venían detrás la pulverizaban. ¡Qué cabreo!

Antes de salir de viaje pasé por el FNAC de Castellana y pedí si había un cable para asegurar la cámara por si caía. “Señor, esta cámara está especialmente diseñada para esto. Es imposible que se desprenda. El fabricante no ofrece ese accesorio”. Es posible que aguante bien en un casco, una piragua o una tabla de surf, pero es manifiestamente incapaz de soportar las vibraciones de una moto. ¡Dos veces ha fallado! Si los soportes no sirven para ese esfuerzo, pues que lo indique el fabricante y ya está. Es inaceptable este incidente.   

Menos mal que llevaba otra cámara de mano y hasta que también la pierda podré seguir grabando vídeos.

Mañana vamos a atravesar hasta Suecia y vamos a empezar a subir por la península escandinava, hacia cabo Norte, hasta que no podamos más.

Llevamos casi 5.000 kilómetros en tres días y medio, pero el esfuerzo no ha sido lo peor. Lo más agobiante ha sido el insólito calor, para esas latitudes, que hemos tenido que soportar y en menor grado el tráfico. La verdad, no contaba precisamente con estos problemas…

Hoy voy a dormir tres horas antes que las tres noches anteriores. No me lo creo. Hasta mañana. 

 

19 de Agosto de 2012