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Zoe Robledo

En la cama con Marita

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Tu vagina es perfecta

Tenemos pocos referentes visuales acerca de nuestra vulva. Y la revolución estética y sexual también pasa por procurarle ciertos cuidados. Mima tu sexo porque resulta excelso

Foto: Atendamos a nuestras vaginas como se merecen porque todas ellas son perfectas. (Foto: Wildfox)
Atendamos a nuestras vaginas como se merecen porque todas ellas son perfectas. (Foto: Wildfox)

Las operaciones estéticas vaginales son cada vez más demandadas y basta con intentar ver una serie online para entender de dónde pueden venir los referentes que terminan sobre las mesas de los cirujanos. Primerísimos planos de vaginas copan nuestras pantallas –yo solo quería ver 'Juego de tronos', muchas gracias– y estas imágenes terminan por calar en nuestras mentes. Porque hay que señalar que las mujeres recibimos pocos referentes visuales de vaginas a lo largo del proceso educativo y ello conduce a que lleguemos, incluso, a temer ver las nuestras, ya que nunca nos queda claro si son 'normales' o si existe tan siquiera esa supuesta normalidad. Sumemos a esta ecuación el imaginario que ha dibujado la pornografía –que por ende se convierte de repente en un referente estético insospechado– y veamos como resultado el que las vaginas Barbie acaben por instalarse, en ocasiones, en nuestras cabezas.

Por si fuera poco, las revistas pornográficas llevan a cabo lo que Linda Joan McDougall llama 'labioplastia digital', pues retocan con Photoshop los labios vaginales para reducir su tamaño. Si los referentes a los que nos enfrentamos son fruto de filtros y todavía hay cierto temor a explorar nuestras vaginas, no podemos evitar plantear algunas cuestiones. ¿La vagina perfecta tiene labios diminutos? ¿Carece de vello? ¿Acaso no es bella la vagina que no se ciñe a los parámetros mencionados? ¿Existe una vagina perfecta? Sí, existe: toda vagina lo es. Por mucho que algunos quieran vender la labioplastia como un acto de empoderamiento, esta afirmación viene a poner un nuevo nombre a la omnipresente opresión a la que las mujeres estamos sujetas. Este tipo de operaciones refuerzan la hipersexualización del cuerpo femenino, que vuelve a ser transformado no para mejorar las relaciones sexuales –aunque sí hay algunos casos–, sino para reducir la vergüenza resultante de pensar que su vulva no cumple con los cánones estéticos. Las mujeres somos víctimas de todo tipo de presiones estéticas.

Aunque firmas como Asos ya no borren las estrías de sus modelos y por mucho que marcas como Desigual muestren la celulitis de las suyas en sus campañas de moda de baño, el cuerpo perfecto sigue imponiéndose en publicidad, cine y televisión. La obsesión por borrar cualquier ápice de grasa o la piel de naranja ya es lo suficientemente dañina como para que ahora las mujeres tengamos que preocuparnos por tener una 'vagina de diseño'. Celebrities como Khloé Kardashian alzan la voz para reivindicar la fuerza de otro tipo de anatomías. Ella presume en su Instagram de tener, no sé bien cómo decir esto, unos labios vaginales carnosos. Y por ello sube en sus redes fotografías en las que sus apretadísimos leggings dejan ver que no hace falta tener una vagina de Barbie –muñeca que, no lo olvidemos, carece de cavidad alguna– para ser sexy. Qué digo sexy: para ser MUJER.

Las cápsulas Passion Dust no solo cambian el sabor del flujo vaginal, sino que lo tornan brillante. Sí: ahora también tenemos que brillar ahí abajo. Lo que nos faltaba. Por si fuera poco, pronto saldrá a la venta Very V Luminizer, un iluminador vaginal. Por cierto: en sus vídeos explicativos, hablan de ella como 'V', porque parece que no está bien visto eso de decir ante las cámaras vagina. Lo que sí está bien visto es desembolsar grandes cantidades económicas para comprar cremas que aporten luz a nuestras 'V' (V-A-G-I-N-A-S) o cápsulas vaginales que hagan que nuestro flujo sea edulcorado. Cuidar nuestras vaginas es necesario y celebramos que por fin atendamos sus necesidades, pero obsesionarnos con cánones estéticos procedentes de la pornografía, una industria mayoritariamente machista, no es aceptable. La vagina perfecta existe y es la tuya.

Portada de 'Antimanual de autodestrucción amorosa' (Editorial Aguilar)'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.

Las operaciones estéticas vaginales son cada vez más demandadas y basta con intentar ver una serie online para entender de dónde pueden venir los referentes que terminan sobre las mesas de los cirujanos. Primerísimos planos de vaginas copan nuestras pantallas –yo solo quería ver 'Juego de tronos', muchas gracias– y estas imágenes terminan por calar en nuestras mentes. Porque hay que señalar que las mujeres recibimos pocos referentes visuales de vaginas a lo largo del proceso educativo y ello conduce a que lleguemos, incluso, a temer ver las nuestras, ya que nunca nos queda claro si son 'normales' o si existe tan siquiera esa supuesta normalidad. Sumemos a esta ecuación el imaginario que ha dibujado la pornografía –que por ende se convierte de repente en un referente estético insospechado– y veamos como resultado el que las vaginas Barbie acaben por instalarse, en ocasiones, en nuestras cabezas.

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