A Gwyneth Paltrow se le ha ido de las manos lo de ser la ex perfecta

Siempre he pensado –los 'haters' ya pueden ir sacando sus cuchillos– que los seres humanos somos un poquito deleznables, porque al igual que tendemos a reírnos cuando alguien se cae delante de nuestras narices, en cierto modo disfrutamos de los dramas sentimentales que protagonizan los famosos cuando rompen con sus parejas. Esa es una de las razones por las que a muchos les dolió el que Paula Echevarría sonriera sin descanso tras separarse de David Bustamante, porque en lugar de pensar que ella tiene todo el derecho del mundo a sobrellevar el mal trago en la intimidad, algunos creen que tienen el derecho a disfrutar de su sufrimiento como si de una película se tratara. Por todo esto no dudo en afirmar que soy una persona horrible, terrible, horrorosa. Porque nunca he perdonado a Gwyneth Paltrow ni a Chris Martin por haber roto de esa forma tan limpia, amistosa y ejemplar.

Pero, claro, estamos hablando de Gwyneth Paltrow, la perfección hecha ser humano y, por ende, el mal hecho persona. Porque la pulcritud en la vida de Paltrow me recuerda incesantemente mis imperfecciones, y el ver que comparte vacaciones con su exmarido y que disfruta del brunch con su nuevo novio –que, por cierto, es otra de las razones por las que la envidio– y con el propio Chris Martin me irrita sobremanera. Esa felicidad que vive la actriz se le podría haber ido de las manos. ¿El motivo? Existen rumores que aseguran que será su exmarido quien la lleve al altar para casarse con su nuevo amor. Sí, la señorita Paltrow va a casarse con Brad Falchuk y nos lo ha hecho saber en la portada de Goop. En la entrevista interior, por supuesto, da lecciones de espiritualidad mientras nos hacen maldecir nuestros chakras, sean lo que demonios sean estos.

"Personalmente, he intentado aceptar lo complicado que el amor romántico puede llegar a ser. He decidido darle otra oportunidad, porque no solo creo haber encontrado al hombre con el que he de estar, sino porque he aceptado la forma en la que las almas se unen gracias a la intimidad”, explica a la revista. Ni siquiera Katherine Woodward Thomas, la inventora del (maldito) 'conscious uncoupling' que Gwyneth Paltrow tanto promovió, cree que esta ocurrencia sea del todo sana. Así se lo ha hecho saber a la revista 'Grazia', donde ha indicado que dar este paso sería llevar las cosas demasiado lejos. Sin embargo, asegura que no le extrañaría que Paltrow lo hiciera, porque afirma que la actriz es así de creativa. Un momento, ¿creativa? Yo no utilizaría este adjetivo. Si una amiga me dijera que su exmarido la va a llevar al altar, creo que implotaría. Y si imploto yo, que aunque no lo parezca tengo una mente bastante abierta, no me quiero ni imaginar a su abuela ni a su madre, que pensarían que están viviendo un 'flashback' mezclado con una pesadilla. Vamos, que la boda sería para los familiares un capítulo de 'Lost'.

La familia moderna que predica Paltrow sería mucho más divertida si no fuera perfecta. Como por ejemplo, si Chris Martin se convirtiera en ese personaje que deseamos que alce la voz en toda boda para que el enlace no se celebre o como si Gwyneth enloqueciera al descubrir que el pastel de boda no está hecho con leche de almendras, tofu y pestañas de unicornio.

Querida Gwyneth, que sé que nos lees: si realmente quieres limpiar tu alma y disfrutar de tu existencia, deja de hacerte spas vaginales y de utilizar alimentos que únicamente se pueden hallar viajando a la luna o cortándole las uñas a un dinosaurio y disfruta de la experiencia realmente gratificante de hacer algo mal.

'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.