Yo no me lo pondría, pero Mario Vaquerizo...

Alaska es inteligente, culta. Vaquerizo, sin embargo, parece que se esfuerce por parecer ignorante. Alaska es consecuente. Vaquerizo dice lo que piensa sin tener en cuenta nada, sin miedo al ridículo. No forman una pareja normal pero, ¿quién sí? Lo cierto es que tras el éxito del reality protagonizado por estos dos artistas, queridos y odiados por igual, tanto Olvido como Mario vuelven a estar de moda. Puede que más este último. Y es que es imposible resistirse a los estilismos que acostumbra a regalarnos en sus apariciones públicas.

Divertido a más no poder según su gente, Mario Vaquerizo se ha convertido en todo un 'personaje' televisivo, de esos de los que o se les quiere o se les odia. Cien por cien hedonista, el periodista/cantante/manager/Dj/oloquesurja vive para su físico, su pelo, sus operaciones estéticas y su ropa de firma. Nadie más que él se atreve a combinar unos pitillos rotos con cazadoras de miles de euros o camisetas de diseño que luego, normalemente, destroza. Sin embargo, según apuntan los que le conocen, es un tipo corriente de gustos sencillos: una cerveza fría, un aperitivito y los Ramones de fondo conforman la mejor velada de su vida.

Al líder de las Nancys Rubias le encanta destacar y sacrifica lo que haga falta para conseguirlo. Incluidos sus carrillos, los cuales muerde de una estudiada manera en cuanto aparecen los flashes. Pero que alguien que se sale de la norma sea el centro de atención no le gusta a todo el mundo. Quizás por esta razón su aspecto y sus maneras sean siempre criticados. No le conozco personalmente, pero me cae bien, me hace gracia y, lo más importante, no me 'molesta' como lo hacen otros 'personajillos' de la tele. En cuanto a su estilo, su rollo de 'rockero monster' no me entusiasma, pero lo ha hecho tan suyo que una le acaba cogiendo el truco. O al menos, entendiendo que en su juego de dobles caras de lo que trata de es de vender un producto: él mismo. Mario Vaquerizo es algo así como una Lady Gaga en versión española (eso sí, más flaca y de andar por casa): excéntrico, un tanto repelente para unos e incluso irritante para... pero de alguna manera único.

Y es que Mario puede ser caprichoso, pero también muy listo. El citado programa lo ha dejado claro. Aquello de 'para muestra un botón' es más que evidente en este caso, sobre todo si sirve para acallar los rumores que apuntaban a que su relación con Alaska era un paripé. Basta con ver unos minutos de Alaska y Mario para descubrir cómo se complementan el uno al otro. Ella es la cordura, él la locura. Ella fue en su día un icono, un reflejo de una rebeldía social y, en cierto sentido, también una creadora de tendencia. Y hoy le toca el turno a él. Mario Vaquerizo, ese niño de barrio que soñaba con ser famoso, por fin lo ha conseguido. Le pese a quien le pese.

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